Con la llegada de los dominicos se da inicio a la creación de los conventos en Venezuela a principios del siglo XVI. Esta orden religiosa sería la encargada de construir en Trujillo el Convento Regina Angelorum (Reina de los Ángeles) en 1599.
Al principio, los dominicos se ubicaron en las costas orientales, en Chichiriviche, construyeron un convento en el año 1515 para comenzar la evangelización de los indios. Luego, otras órdenes religiosas fueron creando conventos como los agustinos, mercedarios, carmelitas, jesuitas, jerónimos y capuchinos. Hubo el auge de los conventos ya que servían para el proceso de recolección de datos, informaciones, y de la doctrina. [Los conventos cumplían un papel de primera importancia tanto como centros de enseñanza y aprendizaje, como lugares de estadía y aprovisionamiento de los religiosos]1
Tiempos amargos y difíciles llegaron para estas congregaciones religiosas. El gobierno suprimió los conventos en 1821, los cerraron donde no hubiese al menos 8 religiosos o religiosas. Los monasterios o edificaciones y sus propiedades pasaban a tener otras funciones y a ser utilizados por los gobernantes como centros de asistencia hospitalaria, o establecimientos de instrucción para el desarrollo de las enseñanzas, cuarteles, oficinas públicas, cárceles, y otras de utilidad oficial.
La supresión definitiva ocurre el 21 de febrero de 1837, cuando el Congreso Nacional dicta un decreto que buscaba la extinción de los conventos. Aunque los conventos de monjas duraron más tiempo, al final, corrieron el mismo destino que los conventos de varones, ya que todos los conventos fueron definitivamente cerrados en el año 1874 por el presidente Antonio Guzmán Blanco. Ese proceso de extinción de conventos religiosos duró hasta la última década del siglo XIX.
Los conventos de monjas tuvieron su origen en Venezuela a partir de las primeras décadas del siglo XVI. Así surgen los monasterios de mujeres. Se inicia en Venezuela la construcción de varios conventos de monjas de la misma orden religiosa de Santo Domingo, a casi un siglo de la llegada de los frailes dominicos.
En Trujillo, se creó el convento de dominicas “Regina Angelorum” (Reina de los Ángeles); de sus augustos claustros salieron las tres monjas que fundarían el monasterio de dominicas en Caracas (año 1817). Nos refiere el ilustre y prolífico historiador venezolano (santanero) Rafael Ramón Castellanos, que las monjas fueron: [ …Sor Manuela de San José y Espinoza; Sor Juana Antonia de Santa Catalina de la Peña y Terán y Sor María Paula de la Paz García. La primera de la propia ciudad de Trujillo; la segunda de El Valle Abajo, aledaño del pueblo de Santa Ana de Trujillo y la última, monayera del pueblo de El Ejido de Monay.]2
Este convento “Regina Angelorum” fue iniciado por gestiones de la comunidad trujillana a finales del siglo XVI. Precisamente, el 7 de septiembre de 1599, se comenzó a fabricar el convento, cuando el gobernador y capitán de la provincia de Venezuela Gonzalo de Piña Ludueña, concedió el anhelado permiso para su construcción. En 1617, el obispo Fray de Bohórquez dio la autorización que iniciaba la convivencia monástica de 22 monjas. Finalmente, es Felipe IV mediante una Real Cédula del 29 de noviembre de 1622, quien permite la conclusión del monasterio Regina Angelorum, quedando inaugurado el 14 de junio de 1639.
Cuando el Obispo Martí visitó tierras trujillanas en el año 1777, encontró que […había en el Monasterio veintisiete religiosas, con sesenta sirvientas libres, seis esclavas, y cuarenta y siete mujeres más, unas libres, otras esclavas, para el servicio de la comunidad.]3
Estas monjas dominicas de Trujillo eran muy trabajadoras y organizadas, y como bien lo señala el Obispo Martí, estaban al servicio de la comunidad. El fruto de su organización y trabajo se muestra en el caudal económico de sus propiedades, sin olvidar las condiciones económicas de quienes aspiraban a ingresar a ese centro religioso, aunado a las colaboraciones que recibían de la comunidad. [El Regina Angelorum recibió desde el comienzo donaciones de los vecinos de Trujillo. Hacia 1675 poseía un hato de ganado en las sabanas de Monay, así como haciendas de cacao en la zona de Motatán y más cercanos, yucales y platanales que contribuían al sustento de las monjas y de sus alumnas; ya en el siglo XVI, el convento era también propietario de una hacienda en los alrededores de Gibraltar y de varias casas en Trujillo que el mayordomo daba en arriendo a particulares… El convento de Trujillo fue suprimido en 1874 y sus bienes los adjudicó el gobierno de Antonio Guzmán Blanco al Colegio Federal de aquella ciudad.]4
En sus inicios, el mismo gobernador Gonzalo de Piña Ludueña, quien ya había otorgado autorización para la construcción del monasterio dio, además, una significativa dote por su propia hija Mariana […Inés Mariana fue una de las primeras novicias.]5
Es propicio recordar, o mejor dicho, no sumergir en el olvido la grandeza de nuestros monumentos nacionales, la grandeza de nuestra historia. Esa historia que sentimos resumida por los poros cuando apenas se cruza la puerta de la edificación del otrora Convento “Regina Angelorum”, que se ubica en una esquina diagonal a la plaza Bolívar de Trujillo, Biblioteca Mario Briceño Iragorry.
El “Regina Angelorum” es un importante monumento que grita sus glorias, sus valiosos vestigios de identidad trujillana, del pasado y del presente, icono construido y mantenido por la misma gente que lo quiso y quiere como parte del pueblo. Por eso, su devenir silencioso reclama con urgencia que se registren las páginas de la historia para exigir y permitir el remozamiento del antiguo convento, con un amor profundo, con sentido de pueblo y de las manos amigas del gobierno. Ya basta que la indiferencia sea la carta de presentación de los venezolanos. Esa extraña actitud de indiferencia que ha surgido en los últimos tiempos también es causa del perjuicio lamentable hacia el patrimonio histórico y cultural de la misma trujillanidad.
En ese histórico monasterio confortable y agradable, se respira un aire muy espiritual, con olores añejos a esencias de madera y barro que salen de sus orificios amalgamados en sus gruesas y vetustas paredes de origen religioso.
FUENTES:
1. BLANCO, José Félix, y AZPURUA R. “Documentos para la historia de la vida pública del Libertador”. Ediciones de la Presidencia de La República. Impreso en Litetecnia C.A. de Artes Gráficas. Caracas, 1979. Pág. 1047//… 2. CASTELLANOS, Rafael Ramón. “Para la Historia de El Ejido de Monay y la Llanura Interminable y Fecunda”. Ediciones de la Alcaldía del Municipio Pampán, Estado Trujillo. Talleres de Italgráfica S.A., pág. 344//…3. Ibídem, pág. 746. //…4. “DICCIONARIO DE HISTORIA DE VENEZUELA”.