Contrastes de Carvajal, aquí estuvo Trujillo

La historia envuelve a Carvajal y a su gente en hechos portentosos, la neblina y la brisa que emana la cordillera del Alto de La Cruz, al igual que el verdor de sus montañas y el mágico trino de sus aves han sido fieles testigos de ello…

En sus predios estuvo plantada la ciudad andante

Mario Briceño Iragorry señala que es el 1 de enero del año de 1563 cuando por tercera ocasión los pobladores de Trujillo hacen maletas para trasladar la ciudad, esta vez desde el sitio mentado La Encomienda en Boconó hasta Sabana Larga, hoy ambiente espacial del municipio San Rafael de Carvajal.

Aquí se apostan en un cuarto intento de establecimiento en firme, pero inesperadamente son recibidos y atacados por un enemigo curioso y desconocido, Las Hormigas Rojas también conocidas como Hormigas Jira Jara o Bachacos Gigantes, insectos tan agresivos como los bravos pobladores indígenas. Sus venenosas picadas producían fiebre y otros malestares, devoraban la comida, las correas de los arcabuces, la pólvora, la ropa, destruían todo a su paso, dejándolos desarmados y expuestos a los excesivos ataques aborígenes e igualmente a expensas de tigres y demás bestias salvajes que moraban por allí.

Esta inesperada derrota les llevó a recoger aperos y continuar su andar hasta El Jobal cerca de Peraza en Motatán alargando así el peregrinar, hasta establecerse en el año de 1570 de manera definitiva en un territorio cubierto de extravagante flora e imponentes árboles de cedro y diversa fauna donde convivían los indios Mukas gobernados por el Cacique Castán, se cuenta que en esta hermosa estancia sus ancianos morían pasados los cien años de edad.

Fundación de Estovacuy, hoy Carvajal

Amílcar Fonseca afirma que lo que hoy conocemos como Carvajal fue una encantadora explanada apostada al pie de la serranía, donde nuestros ancestros aborígenes alojados en un rancherío de palma recibieron al capitán español Baltazar de Carvajal, acompañado de su tropa formada por naturales adoctrinados y soldados hispanos que al ser cautivados por el deleite por esta solemnidad natural suspende su andar iniciado en El Tocuyo e invocando el nombre del Rey de España el 20 de octubre de 1670 asienta y proclama la fundación de Estovacuy, nombrada por sus nativos Sabana de las Cocuizas, (El etnólogo don Rafael María Urrecheaga señala que en lengua cuica, el vocablo Estovacuy significa Sabana de las Cocuizas) después algunos pobladores de antaño la identifican como Sabana de los Truenos, Sabana de las Lagunas, Sabana Larga, Sabana de los Ruices, territorio conocido hoy por todos como Municipio San Rafael de Carvajal, sitiado a sus orillas por las aguas de 2 vastos ríos que fragmentan su ámbito geográfico.

El río Motatán que corta la extensión espacial con los municipios Motatán y Valera, el río Jiménez parte su continuidad territorial hacia los municipios Urdaneta, Trujillo, Pampanito y Motatán.

Francisco Esteban Granmont de la Mothe en Carvajal

Igualmente la historia registra el 31 de agosto de 1678 como la fecha cuando el corsario francés Francisco Esteban Granmont de la Mothe y sus seguidores luego de cruzar con cuerdas el torrentoso río Motatán alcanzan llegar a El Turagual, Chimpire y Sabana Larga (en lo actual ámbito geográfico del municipio San Rafael de Carvajal) donde enfrenta y vence fácilmente, escasas y frágiles resistencias allí acantonadas, continuando su marcha por Mucuche, Las Angosturas del Tucutuco donde sale vencedor y continúa su indetenible marcha hacia el Valle de los Mukas transitando por La Plazuela.

Incendiando todo a su paso incluyendo los escritos del archivo del cabildo de la urbe. Sitiando la ciudad por espacio de dos semanas y media, tiempo suficiente para destruir todo rastro de progreso en Trujillo, emprendiendo el retorno a las orillas del lago por Moporo el 17 de septiembre del mismo año.

 “Hacia los 350 años de la Fundación de Carvajal”

Brutal e inhumana aventura

A su arribo a Trujillo asalta, somete y hace huir a los pobladores, inclusive fusila y ahorca a un sinnúmero de ellos, los despoja de sus efigies y pinturas de santos, vírgenes y otros integrantes del santoral católico, destruye las capillas, conventos, iglesias, saqueando casas de familia, el hospital, el granero público, el estanco de aguardiente, chimó, tabaco, expropiando el cacao, cueros y pieles ya curtidas, el surtido de los comercios, aves de corral, bestias de carga, caballos, cerdos, ganado caprino, vacuno, ovejas.

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