La situación del Hospital Rafael Rangel (HRR) es terrible y así lo debe entender Fundasalud. En oportunidades hay fallas hasta en la comida de los pacientes, lo cual ya es mucho decir, por el hecho que algunas personas proceden de parroquias foráneas y a los familiares les es difícil suministrarles los alimentos de acuerdo a la prescripción facultativa.
El personal que labora en el hospital está clamando la presencia de los voceros comunales, quienes habían ejercido contraloría social pero por problemas originados por la miseria política, prefirieron dejar el campo libre a quienes improvisadamente se constituyeron en los defensores del nosocomio lo cual incluía al personal de la alcaldía que para ese momento encabezaba el corregidor Gregorio Vetencourt, los concejales y parte del personal del HRR, pero a la hora de la verdad, sólo obstruyeron una labor social “Ni lavaron, ni prestaron la batea”.
Así como al HRR, también falta atención a nivel de los ambulatorios a lo cual los usuarios no culpan al personal, porque la atención sigue siendo humanitaria, pero la carencia de los insumos dificulta una mejor función. Esto constituye una crisis y como tal debe ser atendida, porque si en el hospital y los ambulatorios no hay medicamentos, también los familiares de los pacientes carecen de recursos para adquirirlos o no los consiguen en las farmacias locales.
El eslogan “Boconó yo sí te quiero” en cuanto a la salud, sólo quedó en una oferta electoral, pero culminada la campaña no se prestó más atención para la dotación.
No hacen milagros
No es un secreto lo que sucede en el HRR donde para una intervención quirúrgica ya solicitan todo el kit que se requiere para que una persona sea intervenida, o los guantes quirúrgicos para la exploración de una pieza dental. Este es un servicio con buenos equipos y un personal que no hace milagros.