José Rojas
joserojastrejo68@gmail.com
“De manera que desde Jerusalén y por los alrededores hasta Ilírico, todo lo he llenado del evangelio de Cristo”. (Romanos 15:19)
Charles Spurgeon una vez escribió: «A Dios sean dadas las gracias por la simplicidad del evangelio. Entre más tiempo vivo, más bendigo a Dios de que no hayamos recibido un evangelio clásico, ni un evangelio matemático, ni un evangelio metafísico; no es un evangelio circunscrito a eruditos y a hombres geniales, sino que es el evangelio de un pobre, el evangelio de un labrador; porque ese es el tipo de evangelio en el cual podemos vivir y morir.»
Estoy totalmente de acuerdo. La simplicidad del Evangelio es poderosa. Así que no deberíamos estar avergonzados de él, ni alejarnos de compartirlo. Y no hay que creer que ahondarse en una comprensión más esotérica, o hacerse envolver en el simbolismo abstracto es de alguna manera mejor y más agradable a Dios. No lo es. No tenemos ninguna necesidad de ir más profundo que Pablo. En nuestro pasaje de hoy, Pablo nos dice: «voy por todas partes [él tenía una ruta de 1 400 millas], para proclamar el Evangelio de Jesucristo.» Es un mensaje para todos – eruditos y pobres también. Es fácil de apreciar y de entender. Y como dijera Charles Spurgeon: «porque ese es el tipo de evangelio en el cual podemos vivir y morir.»
¿Ha hecho usted su relación con Jesús más complicada de lo necesario? ¿Es la salvación un asunto de permisiones y prohibiciones? ¿Es la intención de Dios hacerlo difícil para agradarle a Él? No lo creo – de hecho, sé que Dios quiere que nuestra carga sea ligera. Jesús dijo en Mateo 11:30: «…porque mi yugo es fácil y ligera mi carga» ¿Se siente usted así? Quizás necesitamos reexaminar la simplicidad del mensaje del Evangelio. ¡Las Buenas Nuevas de Jesucristo!
Fuente: Liga del Testamento