Por: Ysbel Trejo
En la iglesia evangélica, como en muchas otras instituciones religiosas, existen personajes que dicen ser pastores pero en realidad están lejos de cumplir con los principios que rigen esta religión.
Hablamos de los falsos pastores, aquellos que actúan egoístamente y no respetan la estructura jerárquica y democrática de la iglesia.
Uno de los principales errores de estos falsos pastores es su falta de respeto por el estado seglar de la iglesia evangélica. La iglesia evangélica tiene una estructura democrática en la que el pastor es elegido por los miembros de la congregación y su responsabilidad principal es guiar a su comunidad de manera espiritual y moral. Sin embargo, algunos de ellos, usurpan el poder para actuar como si fueran dueños de la iglesia en lugar de servidores comprometidos con la comunidad.
Estos pastores falsos no respetan el estado seglar de la iglesia y tratan de convertirse en líderes políticos y económicos en detrimento de su comunidad. En lugar de buscar la comunión y la unidad entre los miembros de la iglesia, buscan el poder y el enriquecimiento personal, y obligan a los miembros de la congregación a seguir sus órdenes en lugar de permitirles ejercer su libertad de pensamiento y decisión.
Además, muchos, de ellos utilizan la religión para justificar actos de corrupción, abuso de poder y violaciones a la ley. Abusan de la confianza que la congregación deposita en ellos y en lugar de buscar el avance espiritual de las personas, aprovechan la alienación de los fieles para saciar su propia sed de poder.
En resumen, la falta de respeto por el estado seglar de la iglesia evangélica es un problema grave que debe ser abordado con urgencia. Debemos educar a las congregaciones sobre lo que es un verdadero pastor y recordarles que la iglesia no le pertenece a un individuo sino a toda la comunidad.
Necesitamos desarrollar mecanismos que permitan el control y la supervisión transparente de las acciones de los pastores para evitar los abusos de poder y mantener la integridad y el compromiso ético de la iglesia evangélica.
Los falsos pastores evangélicos que no respetan el estado seglar de la Iglesia evangélica son personas que, aunque se autodenominan pastores, no siguen los principios y valores de la fe cristiana. Estos individuos se aprovechan de su posición para promover agendas personales, en lugar de guiar a sus congregaciones de acuerdo con la Palabra de Dios.
Pudiéramos identificar algunas características de estos falsos pastores para proteger nuestra fe y la integridad de la Iglesia evangélica: Enseñanzas contrarias a la Biblia. Énfasis en la prosperidad material, como señal de bendición divina, promoviendo la idea de que la fe en Dios se traduce automáticamente en éxito financiero. Manipulación emocional de su congregación, buscando beneficios personales a costa de la gente. Falta de transparencia financiera. Abuso de autoridad, imponiendo su voluntad y desvalorizando la opinión de los demás.
Es fundamental que todos los creyentes se informen y estén alertas ante estos engaños. La mejor defensa contra los falsos pastores es el conocimiento de la Palabra de Dios y una relación personal con Jesucristo. Además, es importante estar conectado a una comunidad de creyentes que sea comprometida con la verdad bíblica y que brinde apoyo. La Iglesia evangélica está llamada a ser una luz en el mundo y a compartir el mensaje del amor de Dios de manera fiel y auténtica.
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