«Les dio jueces hasta el profeta Samuel. Luego pidieron rey…» (Hechos 13:20-21)
Al principio Dios era «el Rey» de los israelitas, y les dio jueces para atender los asuntos administrativos y para dirigir las guerras. Sin embargo, la gente no estaba satisfecha con los jueces y querían un rey que los condujera, como todas las otras naciones alrededor de ellos. A medida que la gente lo expresaba a Samuel, el Señor le dijo en 1 Samuel 8:7-9, «Dijo Jehová a Samuel: «Oye la voz del pueblo en todo lo que ellos digan; porque no te han desechado a ti, sino a mí me han desechado, para que no reine sobre ellos. Conforme a todas las obras que han hecho desde el día que los saqué de Egipto hasta hoy, dejándome a mí y sirviendo a dioses ajenos, así hacen también contigo. Ahora, pues, oye su voz; pero hazles una advertencia
Solemne y muéstrales cómo los tratará el rey que reinará sobre ellos». “
Cuando la prima, Rebeca, tenía la edad suficiente para obtener «un permiso de aprendizaje» ella pensaba que ya sabía todo lo que había que saber sobre conducir un coche. Traté de ir a través de los fundamentos con ella, pero ella quería entrar en la autopista e ir rápido, así que se lo permití. En ese fatídico día, entramos en la autopista, en dirección hacia el sur. El tráfico estaba relativamente pesado, pero la vía de acceso era larga, y cuando Rebeca aceleró intentando coincidir su velocidad con el ritmo del tráfico, por un momento pareció que íbamos a estar bien, hasta que se dio cuenta de que nadie le iba a dar paso a la autopista. La vía de acceso comenzó a reducirse y la pared a nuestra derecha se alzaba por encima de 35 metros, sobre nosotros, aún así, no había espacio en el tráfico. Casi en pánico, Rebecca finalmente gritó: «ayúdame papá!» mientras quitó las manos del volante y se cubrió los ojos.
Así es con nosotros. Creemos que sabemos lo que es mejor para nosotros a pesar de las instrucciones contrarias del Señor, así que Él nos deje hacer las cosas a nuestra manera. Es curioso que después de miles de años más tarde todavía no hemos aprendido la lección básica de: «Nuestro Padre celestial siempre sabe mejor.» Rebecca y yo evitamos un desastre ese día porque me cedió el control del coche de nuevo a mí (su padre terrenal), pero sólo después de haberse metido en un serio problema. Los israelitas consiguieron lo que pedían: un rey terrenal, pero ¿les fue mejor? ¿Y tú, y yo, qué pasa con nosotros? ¿Quién es nuestro rey? ¿Quién tiene el control? Cuando estoy en mejor situación: ¿conmigo en el control o el Señor?
Si quieres saber quién tiene realmente el control de tu vida piensa en la última decisión importante que tomaste (aceptar un trabajo, y la decisión de menor importancia. ¿Buscaste la verdad en la Palabra de Dios? ¿Consultaste a Dios para que te diera sabiduría? ¿Observaste el consejo de otros hombres y mujeres de Dios? Tú sabes tu corazón si la decisión que tomas es o no agradable o de conformidad con la voluntad del Señor, así que no te engañes. ¿A quién quieres en control, a ti o al Señor? ¿Qué se necesita para que el Señor este de nuevo en control de tu vida — un desastre, una emergencia o tomarás una decisión madura?
Fuente: Liga del Testamento
joserojastrejo68@gmail.com
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