“…pues Dios sujetó a todos en desobediencia, para tener misericordia de todos”. Romanos 11:32
No hace mucho yo le hablaba a un paisano sobre Jesús. Él me dijo, «no tengo ningún interés en sujetarme a morales cristianas, ni rituales.» Le cité el pasaje de hoy: «pues Dios sujetó a todos en desobediencia para tener misericordia de todos.» Después de una considerable discusión, él rotundamente se agarró a la idea de que su opción y libertad para hacer lo correcto o lo incorrecto, no era desobediencia, y que ciertamente no era algo a lo que él estuviere anhelando renunciar. Por mucho que yo lo intentara, no podía lograr que él entendiera que Cristo no vino para sujetar, sino para liberarnos de nuestra atadura al pecado.
Todavía retenemos nuestro derecho de elegir -seguir a Dios o al pecado. La diferencia es que como cristianos somos salvos. Dios sabe que seguiremos pecando mientras estemos en estos cuerpos mortales. Es por eso que necesitamos su piedad y su perdón.
Pienso que una de las mayores trabas con los no creyentes, es que no aceptan que hay un poder más alto que nosotros mismos, superior a cualquier cosa que nuestra propia sociedad pudiera concebir. A esto se refiere Pablo en el pasaje ya citado “Dios sujetó a todos en desobediencia”. Nos hemos acostumbrado tanto a nuestra esclavitud que ahora pensamos en nuestras cadenas como la libertad. Lamentablemente, es sólo cuando estamos libres que comprendemos lo atado que una vez estuvimos. ¿Está usted encadenado? ¿Sujeto en desobediencia al pecado? Dios quiere liberarle. Por eso es que Él ofrece a Su único Hijo como pago por nuestro pecado. ¿Ha aceptado usted su regalo -su piedad y gracia?