Por: Ysbel Trejo
Nosotros somos el cumplimiento de lo que Dios le prometió a Abraham. Abraham ya no está esperando que se cumpla lo que se le prometió porque, cuando Cristo murió y resucitó y comenzó a traer gentiles, le cumplió la palabra a Abraham, que en él serían benditas todas las naciones de la tierra. Así que la iglesia es el cumplimiento de una promesa.
La ekklesia (Iglesia), se ha ido levantando desde el tiempo de Abraham. Dios le prometió a Abraham que habría un grupo de gente que él no conocería, nosotros los gentiles que llegaríamos después; y Dios, a través de lo que hizo con Cristo, le estaba cumpliendo la promesa a Abraham. Pero la gente no lo ve así porque tenemos el problema de la mentalidad de Abraham.
Muchos no entienden el concepto de la ekklesia y no ven su importancia porque no conocen el verdadero poder del potencial. Cuando hablas con optimismo en tu país, te tildan de loco porque lo que ven afuera es que todo se está poniendo peor. Uno mismo a veces piensa: esto debería acabarse, Cristo debería venir y acabar con todo esto. Esto, al oír las noticias. Pero lo que pasa es que la gente no entiende el poder del potencial espiritual.
Abraham nunca entendió lo que Dios le dijo; que en él serían benditas todas las naciones de la tierra. Él no entendía el potencial de eso, lo que eso implicaba; en su mente no cabía lo que Dios le estaba diciendo. Lo interesante es que, cada vez que Dios le hablaba de todo lo que le iba a dar, Abraham siempre pensaba en el único hijo que él no tenía; porque para él, todos sus problemas se resolvían teniendo un hijo.
Y él pensaba que si Dios le daba un hijo, entonces, se podía cumplir la promesa. Pero lo que Dios le estaba diciendo era más grande que simplemente el hijo. Abraham pensaba que en el hijo estaba el cumplimiento de la promesa; no se dio cuenta que era en el cumplimiento de la promesa que estaba el hijo. Porque en el sueño de Dios está lo que tú quieres, pero no necesariamente en lo que tú deseas está el sueño de Dios. Entonces, el día que tú bloqueas el sueño de Dios por lo que tú quieres, entonces, te frustras y no entiendes el poder del potencial.
Y la gente hoy menosprecia lo que hacemos como cristianos porque no le ven el potencial a que una vida cambie. Pero Jesús nunca menospreció el potencial de que una persona cambiara y el efecto que eso podía tener.
Cuando tú cortas una manzana, puedes contar las semillas que hay dentro. Pero solo Dios sabe cuántos árboles hay en cada semilla. Solo Dios sabe cuántas semillas hay dentro de los frutos de los árboles que se pueden producir, que tú no puedes contar. Cuando Dios le habla a Abraham, no le habla de lo que Abraham puede encontrar dentro de la manzana; Dios le está diciendo a Abraham el potencial que hay más allá de lo que realmente él puede comprender naturalmente hablando. Tú cortas la manzana y, si cuentas tres semillas, piensas que puedes tener tres árboles; y esos árboles darán fruto y podrás tener más. El punto es que cuando Dios te habla, nunca te habla de lo que tú puedes contar y ver naturalmente. Dios te habla del potencial que realmente hay detrás de lo que tú puedes ver, y que realmente tú no lo puedes ni comprender. Como nuestra mente es tan limitada, condicionamos todo lo que vivimos, toda nuestra experiencia, al potencial de lo que vemos en nuestra mano.
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