Consultorio para el Alma / Ser agradecido por los regalos de Dios

Así que, ¡Gracias a Dios!, quien… siempre nos lleva en triunfo en el desfile victorioso de Cristo. Ahora nos usa para difundir el conocimiento de Cristo por todas partes como un fragante perfume. Nuestras vidas son la fragancia de Cristo que sube hasta Dios, pero esta fragancia se percibe de una manera diferente por los que se salvan y los que se pierden. Para los que se pierden, somos un espantoso olor de muerte y condenación, pero para aquellos que se salvan, somos un perfume que da vida…  2 Corintios 2:14-16

 

Me gusta pensar que soy alguien que no da por sentado los regalos de Dios. Gente fiel y valiente han dado apoyo y valor a mi vida. Los hombres y las mujeres que admiro han dejado una huella perdurable en mí, y yo intento ser como ellos. Cuando veo que otros no valoran la confianza de sus amigos o su familia, eso me enseña algo diferente: que yo no deseo ser como ellos. Nosotros podemos elegir ser agradecidos o indiferentes, pero no podemos elegir los resultados de la actitud que elijamos. Una actitud de agradecimiento le da a usted una oportunidad de compartir su esperanza en Cristo, mientras que una actitud de tener derecho, no.

Yo siempre agradezco a Dios por  mi trabajo y una familia hermosa. Yo pensaba que entendía y valoraba mis muchas bendiciones. Pero  una horrible experiencia con uno de mis familiares, aprendí una lección sobre el agradecimiento que no podre olvidar.

Mi prima de  la noche a la mañana fue a parar a una clínica con un cuadro de salud nada halagador. Las pruebas médicas mostraron que los pulmones  no estaban recibiendo suficiente oxígeno. Le daba mucho trabajo respirar. En ese momento yo lo sentí fue impotencia y solo  ore meditando en las palabras  tranquilizadoras de Dios, como “¡Tú guardarás en perfecta paz a todos los que confían en ti; a todos los que concentran en ti sus pensamientos!” (Isaías 26:3).

El personal de la clínica no podía tomarse ningún riesgo por lo que le hicieron más pruebas médicas. Mi prima mayor permaneció a  su lado, mientras los otros familiares buscamos lo que los médicos habían pedido. Nos aferramos al único  que “…es quien da vida y aliento a todo y satisface cada necesidad.” (Hechos 17:25) .

Mientras mirábamos a nuestro alrededor en  la clínica, vimos muchas personas dormían con sus seres. Nos dimos cuenta de que para muchos de  ellos esa sería la última noche con su amados parientes, pero además el personal medico estaba alegre. ¿Cómo podía ser esto posible? Cuando le preguntamos a una de las enfermeras  por tal aptitud, descubrimos el secreto. Ella había aprendido a confiar en Dios. “Los milagros sí ocurren con regularidad aquí”, dijo ella. Ella había visto muchas historias tristes, pero ella podía ser agradecida “en toda circunstancia, pues esta es la voluntad de Dios para ustedes, los que pertenecen a Cristo Jesús.” (1 Tesalonicenses 5:18) No tenemos que dar gracias por las malas noticias. Yo supongo que el apóstol Pablo no dio gracias a Dios por “la espina en su carne” (2 Corintios 12:7-10). ¡Él la llamó “mensajero de Satanás”! Pero él dio gracias porque ésta mostró claramente el poder de Cristo. Si nosotros podemos confiar en la bondad de Dios e identificar Su obra incluso en medio de los tiempos difíciles, siempre podremos encontrar algo que haga sentirnos agradecidos.

A nosotros nos toco ser uno de aquellas persona que `perdieron su ser querido en una mañana lluviosa,  a pesar del dolor ore a Dios,, dando gracias por los médicos y las enfermeras que trabajaban ahí. Oré por los demás pacientes. Pero, sobre todo, di gracias a Dios por cosas por las cuales nunca había pensado en agradecerle, darme valor para  asumir la perdida de mi prima con entereza. Si usted tiene una familia saludable, usted es bendecido; valore las bendiciones que usualmente da por sentado. El consejo del apóstol Pablo a Timoteo fue: “la verdadera sumisión a Dios es una gran riqueza en sí misma cuando uno está contento con lo que tiene. Después de todo, no trajimos nada cuando vinimos a este mundo ni tampoco podremos llevarnos nada cuando lo dejemos. Así que, si tenemos suficiente alimento y ropa, estemos contentos.” (1 Timoteo 6:6)

José Rojas

joserojastrejo68@gmail.com

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