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“Mientras ellos hablaban al pueblo, vinieron sobre ellos los sacerdotes con el jefe de la guardia del templo y los saduceos, resentidos de que enseñaran al pueblo y anunciaran en Jesús la resurrección de entre los muertos. Y les echaron mano y los pusieron en la cárcel hasta el día siguiente, porque era ya tarde. Pero muchos de los que habían oído la palabra, creyeron; y el número de los hombres era como cinco mil”. (Hechos 4:1-4)
Los líderes de la comunidad Judía tenían un problema bastante significativo en sus manos. Pedro y Juan continuaron hablando al pueblo, pero no podían mantenerlos en silencio, y el pueblo estaba comenzando a escuchar, así que los llevaron a la cárcel hasta el día siguiente.
Dar testimonio es así. Pareciera que no estuviéramos experimentado progreso alguno. Nuestras palabras están llegando a oídos sordos. No experimentamos nada que no sea oposición, desacuerdo, y gente argumentativa. Para hacer las cosas aun peor, nos meten en la cárcel, aunque sólo fuere en lenguaje figurativo — hoy día podría ser una nueva política laboral la prohibición de discusiones de carácter religioso.
Cualesquiera que sean las circunstancias, se puede sentir como si no estuvieses progresando en compartir el mensaje. Pero el estímulo para mí está en el Verso 4, “…pero muchos de los que escucharon, creyeron.” A pesar del hecho de que Pedro y Juan estuviesen ahora en la cárcel – muchos de los que habían escuchado, creyeron.
En nuestra historia, los corazones de la gente estaban preparados para escuchar siendo testigos de la curación de un hombre paralítico de nacimiento, alguien a quién todos habían visto o de quién habían sabido. No fue cómo si esta gente nunca hubiese escuchado de Jesús, de sus prédicas, o de las prédicas de sus seguidores. La diferencia consistió en la circunstancia de que — ante sus propios ojos, el paralitico fue sanado — el ejemplo o demostración del poder de Jesús.
¿Cuál es el ejemplo o poder que resulta evidente en tu vida? Piensa cuidadosamente en eso. ¿Si tú tienes problemas en hacer que la gente te escuche cuando hablas de Jesús, entonces pudiera ser que Él no resulta evidente en tu vida? Tú eres el testigo, ¿es tu vida convincente?
Fuente: Liga del Testamento
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