Romanos 12:1c «…apartado para el evangelio de Dios…»
Ya sabemos un poco el significado de ofrecer nuestros cuerpos como sacrificio vivo y la dificultad que tenemos en hacer eso. Hoy vamos a examinar esto desde otro punto de vista: la propuesta al sacrificio es «presentar» o ceder nuestra voluntad a Dios. Es el mismo término al cual se refiere romanos 6:13 (RVR 95): «tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia».
El concepto aquí es que nos expresamos a través de nuestros cuerpos, y el ceder es el camino que seguimos para tener carácter y conducta de cristiano. Según la Escritura, aquí están algunas formas en que nuestros cuerpos deben ser usados para traerle gloria a Dios: -1 Corintios 6:19b-20: «… y que no sois vuestros?, pues habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios».
-Filipenses 1:20: «Conforme a mi anhelo y esperanza de que en nada seré avergonzado; antes bien con toda confianza, como siempre, ahora también será magnificado Cristo en mi cuerpo, tanto si vivo como si muero». Y en segunda de Corintios 4:10: «Dondequiera que vamos llevamos siempre en el cuerpo la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos…».
Cuando Pablo dice, ofrecer nuestros cuerpos, él quiere decir que nuestra identidad total debemos tomarla a la semejanza de Jesús. Por lo tanto, por un acto de nuestra propia voluntad, «ofrecemos nuestros cuerpos como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios». En otras palabras, debemos colocar todo nuestro yo a la disposición de Dios. ¿Cuándo fue la última vez que usted puso completamente su propio yo a la disposición total de Dios y a Su servicio? ¿Ha cedido usted su voluntad a la Suya? Si usted realmente quiere complacer a Dios, entonces ceda a Él. Si usted realmente quiere cambiar, entonces sacrifique su cuerpo y ofrézcalo a Él. ¡Él es digno!