Consultorio Para el Alma | Oración de acuerdo con la Voluntad de Dios

José Rojas

Pero el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos. (Romanos 8:27)

 

En el pasaje anterior, Pablo, nos dijo que «no sabemos por lo que deberíamos orar». ¿Por qué? Porque carecemos de sabiduría. Sin embargo, es importante entender que esto no significa que deberíamos dejar de orar. Algunas personas piensan que si no sabemos orar o qué orar, y que si el Espíritu va a orar por nosotros de todos modos (pasaje de hoy), entonces no tenemos que orar en absoluto. Sin embargo, Dios todavía quiere que nosotros oremos. ¿Por qué? Considere los pasajes siguientes: Filipenses 4:6: «Por nada estéis angustiados, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.» Santiago 5:16: «Confesaos vuestras ofensas unos a otros y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho.» 1 Pedro 4:12: «Amados, no os sorprendáis del fuego de la prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciera.»

Déjeme hacerle algunas preguntas: ¿Debemos orar con la idea de que Dios cambiará su mente sobre un acontecimiento en particular? ¿Quizás si le pedimos bastante y a menudo Él finalmente cederá? ¿De alguna manera Dios verá las cosas de forma correcta o a nuestra forma? Por supuesto que no.

No se trata de alinear la voluntad de Dios con la nuestra; sino ajustar nuestro pensamiento al de Dios. Entonces, ¿qué pasa cuándo oramos? El Espíritu Santo sabe lo que Dios ha planeado para nosotros, lo que ya está en depósito. Todo está esperando por nosotros. El trabajo del Espíritu Santo es conseguir que nosotros queramos algo, y luego lo pidamos.

¿Qué pasa cuando pedimos cosas en la oración que Dios ya tiene en depósito para nosotros? Eso es: Él contesta nuestra oración. Él nos da lo que pedimos. ¿Por qué? Porque hemos pedido según Su voluntad. Filipenses 2:13: «porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad». Entonces ¿cómo llegamos al punto donde nuestro único deseo es conocer la voluntad de Dios? Cuando no tenemos voluntad propia, cuando ponemos el plan perfecto de Dios por encima de nuestro propio plan. ¿Cederá usted ante Dios?

 

Fuente: Liga del Testamento

 

joserojastrejo68@gmail.com

 

 

 

 

 

 

 

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