Jose Rojas / joserojastrejo68@gmail.com
Así que celebremos la fiesta, no con la vieja levadura ni con la levadura de malicia y de maldad, sino con panes sin levadura, de sinceridad y de verdad. (1 Corintios 5:8)
El apóstol, Pablo nos habla de cómo somos salas, sino que se refiere al andar de un creyente después de alcanzar la salvación. La sinceridad y la verdad son las características que él escoge como contrapartida a la malicia y la maldad. ¿Por qué? Por que los corintios fingían que todo estaba bien cuando no era así. Ellos actuaban como si estuvieran en la verdad cuando sucedía lo opuesto.
Robert Gibson una vez escribió, «un cristiano es un ojo de la cerradura por el cual otra gente ve a Dios» ¿Cómo piensa usted que los incrédulos en la Ciudad de Corinto vieron el Evangelio según lo representaba la iglesia? Puedo suponer que no muy favorablemente.
James L. Christensen propuso, «el objetivo del cristianismo no es evitar la dificultad, sino producir un carácter adecuado para acometerla cuando esta llega. Esto no facilita la vida; mejor dicho esto trata de engrandecernos para la vida». Pablo dice que nuestro andar es una representación de nuestra fe. Por lo tanto nuestras vidas deberían estar llenas de sinceridad y verdad, no malicia y maldad. ¿Qué dice su vida sobre su fe?
¿Está listo su carácter para las dificultades por delante? Comprométase hoy a una vida llena de sinceridad y verdad. No en palabras severamente dichas a otros, sino a usted. Haga su palabra una obligación. Sea sincero(a), serio(a) y genuino(a).
Fuente. Liga del Testamento