Por:Ysbel González Trejo
Tal vez hayas mirado la película Polyanna. Es muy antigua, pero tiene lecciones tan actuales que te recomiendo verla con tus padres y hermanitos. Es la historia de una huérfana que llegó a vivir a la casa de su tía, una mujer algo malhumorada. Polyanna siempre encontraba razones para agradecer en la vida.
Un día por ejemplo, había recibido una donación que llegaba de las lejanas tierras misioneras donde su padre era pastor, y al abrir el paquete, en lugar de una deseada muñeca había recibido ¡Muletas! Cuando Polyanna contaba la historia, todos le preguntaron: “¿Y por qué tendrías que agradecer en ese caso?” A lo que ella respondió: “Por no tener que usarlas”.
Cuando quieres ser agradecido hay miles de razones para serlo, ¿verdad? Solo hay que practicar. Desde chiquitos nos enseñan a decir “gracias” cuando alguien hace algo por nosotros, pero cuando pronunciemos esa palabra, no lo hagamos de forma autónoma.
Hay personas cercanas que nos cuidan y nos hacen saber que podemos recurrir a ellas con confianza. A veces nos parece que es tan natural que nuestros padres, abuelos, tíos nos quieran y cuiden que creemos que no hace falta expresar gratitud. Pero si hace falta. Cuando nos damos cuenta del esfuerzo y el empeño que ponen en ayudarnos, podemos ponernos en su lugar y comenzamos a ser realmente agradecidos. ¿Cómo agradecer? Una sonrisa, una ayudita al
lavar los platos, hacer algún mandado o cumplir con las responsabilidades, son hermosas formas de agradecer.
¡Cuántas veces un amigo nos regaló su tiempo de juegos para venir a explicarnos una tarea! ¡Cuántas veces nos hizo feliz con una llamada telefónica! ¿Se lo dijimos? No te olvides de hacerlo; ser agradecido es parte de la verdadera amistad. Te propongo un desafío. Es difícil, pero no imposible. Durante veinticuatro horas (no diez o doce, ¡veinticuatro!) vas a dar las gracias por todo… Cuando te bañes, da gracias por tener agua caliente y productos de aseo personal. Piensa en otras cosas por las que puedes dar las gracias. Siempre di “Gracias Señor por darme el pan de cada día, ayúdame a ser agradecido con mis semejantes”, serás mucho más feliz.