“Porque en él vivimos, nos movemos y somos; como algunos de vuestros propios poetas también han dicho: «Porque linaje suyo somos». Hechos 17:28
Mientras leía nuestro pasaje de hoy pensé en mi relación con la familia y en cuanto la valoro, me encantan las mañanas cuando lo primero que escucho el rin del teléfono, mi hermano llama para darnos los buenos días y conversar un rato, terminamos orando vía telefónica por la familia
Que lindo ser papa y amar a los hijos. Verlos transitar el proceso de niños, niño a adolescentes, y finalmente en adultos. Los hijos mayores ya no nos visitaran con la frecuencia acostumbrada. No es porque no estemos disponibles como padres, es porque, para ellos, tienen más importancia otros intereses y prioridades sobre su relación conmigo.
La Biblia nos dice que Dios ve su relación con nosotros como “Padre” y “Papá”. Como un Papá, mi Padre celestial sufre también cuando mi relación con Él cambia. Por ejemplo, cuando tengo cosas más importantes que hacer en la mañana que buscarlo primero a Él; y cuando (igual que mis hijos mayores) permito que otros intereses tengan prioridad sobre mi relación con Él. Eso es hasta que algo malo sucede. Es divertido lo rápido que, incluso los hijos adultos, corren a casa a buscar a Papá cuando ocurre una crisis o necesitan ayuda para solucionar un problema que perciben es más grande que ellos. Pablo nos dice “Somos sus hijos (los de Dios)”, somos hijos e hijas adoptados en la propia familia de Dios (no somos primos lejanos). El problema aparece cuando perdemos la conexión con nuestro acervo, cuando comenzamos a comportarnos de manera diferente a la que fue nuestra crianza o creación. Así que, ¿qué hacemos cuando nos sentimos separados de Dios y hemos perdido el camino? Lo primero que debemos hacer es regresar a su presencia, nos dice Pablo, “Porque en Él vivimos, nos movemos y somos”. Él es la fuente de vida y el propósito de nuestro ser.
¿Has perdido la conexión con tu cultura? Sé que no es popular buscar orientación y consuelo de nuestro Padre celestial desde nuestro mundo “actualizado”, pero quizás ahí está el problema. Hemos perdido la conexión con nuestra línea consanguínea. Nos comportamos de maneras que son incompatibles con nuestra cultura. ¿Qué áreas de tu vida necesitas conciliar con los caminos de tu Padre celestial?
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