“Al darse cuenta de esto, llegó a casa de María, la madre de Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos. Muchos estaban allí reunidos, orando.” Hechos 12:12
Como ya hemos dicho, Pedro había estado en prisión cuando un ángel del Señor apareció, lo liberó de sus cadenas y lo guió hacia la libertad. El ángel entonces desapareció y Pedro se encontró a si mismo solo en las calles de la ciudad. Pedro se dio cuenta de que Dios había intervenido y lo había liberado. Lo único que Pedro hizo fue lo que el ángel le dijo que hiciera (levántate, vístete y sígueme). Ahora Pedro se encontraba sin líder o dirección (el ángel no le dijo que debía hacer después. ¿Qué harías tú? ¿Regresar a la prisión y verificar? ¿Quizás verificar si en verdad las cadenas habían sido rotas o desbloqueadas por el ángel? ¿Qué te parece regresar y hablar con los guardias? Sé que suena ridículo, pero es exactamente lo que muchos de nosotros hacemos después que el Señor nos ha liberado de algo que nos tenía atados. Coqueteamos con la vieja adicción en vez de hacer cualquier otra cosa que esté remotamente asociada con ella.
Detesto admitirlo, pero yo acostumbraba a beber cerveza. Cuando alguien me preguntaba por qué no había dejado de beber, contestaba, “No tengo problema en dejar de hacerlo. He dejado el beber cerveza por varios meses, mi problema es que he comenzado la número ciento una.” Mi problema no era dejar de beber, era volver a comenzar. Yo dejaba de beber por meses y entonces cuando por una u otra razón me encontraba agobiado, mi salida era beber cerveza. Cualquiera que hubiera sido mi justificación, me llevaría siempre a comprar la primera espumosa. Tommy Lozada antiguo manager de los Dodgers de Los Ángeles, una vez dijo sobre los vicios: “Uno es demasiado, y mil no son suficientes.” En otras palabras, el primero es el que necesita ser evitado.
Todos tenemos elecciones: Regresamos al pecado, o le damos la espalda al aceptar la liberación de las ataduras que el Señor nos ha dado? Mientras más dije “Hoy no, mañana puede ser,” a ese habito cervecero, me resulto fácil dejarlo. Cuando el próximo día llegó, nunca pensé en beber. Hasta el punto en que ahora estoy totalmente liberado. El Señor dice que Él nos alejaría de nuestros pecados, así como el este está lejos del oeste. La pregunta es: ¿Qué decisión tomarás cuando estés solo? Pedro decidió ir a la casa de María (una mujer fiel), “donde mucha gente se había reunido y estaba en oración.” Era su paso final hacia una libertad definitiva — ese último paso dependía sólo de él (nadie podía hacerlo por él) — era la dirección correcta y la decisión correcta. ¿Qué paso necesitas tomar? ¿Tomarás los pasos hacia la libertad o de regreso a la esclavitud? Pídele a Dios que te dé en este momento la fuerza y la guía para dar los pasos hacia la libertad, en cualquier área que necesites.
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