José Rojas
Se acerca, lo que denominamos la semana mayor, o semana santa, tiempo preciso para agradecer al señor por la vida, por compartir con ustedes, esto escritos, ver en cada uno , creyente o no ,a una persona a la cual nuestro señor puede usar, para llevar la gloria de su nombre y bendecir a los demás coterráneos.
Vivimos en períodos difíciles, cada día la presión en contra de nuestros principios como hijos de Dios irán en crecimiento. La escritura nos dice en 2Timoteo «También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita». Todo este cumplimiento profético en los momentos actuales aunado a la severa pandemia que azota al mundo, son síntomas que la venida de Nuestro Señor Jesucristo esta cada vez mas cerca.
Estas experiencias te invitan a poner tu mirada en lo eterno, es tan fácil incluirnos en este mundo y desear sus tesoros materiales, olvidando que solo estamos aquí de paso y que nuestra meta debe ser hacer tesoros en los cielos. Es tan fácil vivir en nuestra seguridad como hijos de Dios, sabiendo que iremos al cielo por los méritos de la sangre de Cristo, y olvidarnos que hay un mundo que muere hoy sin Cristo y sin esperanza.
El Señor Jesucristo dijo; «No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón». (Mateo 6:19-21).
¿Cómo hacerlo? Necesitamos invertir nuestro tiempo y esfuerzo en las cosas que perduran por la eternidad; la Palabra de Dios y las almas de las personas. Te animo para que inviertas tiempo en el estudio de la Palabra del Señor. Que toca tu puerta y espera que le abras tu Corazón. «Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo». (Filipenses 3:20
Fuente: Liga del Testamento