Por: José Rojas
“Cuando él quiso pasar a Acaya, los hermanos lo animaron y escribieron a los discípulos que lo recibieran”. (Hechos 18:27)
Previamente, Apolos había estado hablando con audacia en la sinagoga acerca de Jesús como el Mesías. Aunque él enseñaba rigurosamente acerca de Jesús, la gran parte que él omitía, era la parte acerca de que Jesús era el Hijo de Dios resucitado. Esa es una falla verdaderamente grande en el conocimiento de cualquiera. Entran Priscila y Aquila. Enseñado por el mismo Pablo, tomaron a Apolos bajo sus alas y en el versículo 26: “…lo tomaron aparte y le expusieron con más exactitud el camino de Dios.”
En nuestro pasaje de hoy, Dios ha llamado ahora a Apolos, completamente preparado para servir en Acaya. Veamos un poco más de cerca cómo Dios hizo esto:
1.- Dios lo preparó. En devocionales anteriores hemos discutido muchos factores en la preparación de Apolos, comenzando con su nacimiento y educación en Alejandría (el centro de las búsquedas académicas y de la cultura), y finalmente con “el ajuste” de su entrenamiento con Priscila y Aquila.
2.- Dios lo Llamó. ¿Cómo sabemos que Dios lo llamó? Porque él quería ir.- Si amas al Señor tu Dios con todo tu corazón, mente y alma (Mateo 22:37), es razonable que donde sea que el Señor te necesite, ÉL te otorgará el deseo de ir. Apolos quería ir a Acaya.
3.- La gente de Dios lo envió. Apolos estaba completamente estimulado y apoyado por la iglesia (“los hermanos lo animaron y escribieron a los discípulos que lo recibieran”.)
En retrospectiva, todos los eventos que llevaron a Apolos a Acaya pueden verse, o interpretarse como, algo intrincado, y por supuesto que lo son. Sin embargo, esto todo forma parte del diseño del Señor y más que preocuparnos cómo encaja todo esto junto, funcionamos mucho mejor cuando sólo nos enfocamos en el aquí y ahora. Ésa es una de las cosas que realmente me gustan acerca de Apolos, él siempre parecía estar en el presente.
Apolos había sido educado, o entrenado, en las Escrituras así que se fue a la sinagoga; se le enseñó acerca del bautizo de Jesús, por lo que habló con exactitud sobre Jesús el Mesías; luego aprendió acerca de la Resurrección y quiso ir a Acaya. Apolos siempre hizo algo con lo que tenía. Él no esperaba por algo adicional antes de comenzar. Ésa es realmente una gran lección para que todos nosotros apliquemos en nuestras propias vidas. ¿Qué es lo que esperas para comenzar a servir al Señor? ¿Qué ha puesto el Señor en tu corazón? ¿A dónde quieres ir? Quizás sea el momento de comenzar ya mismo. Confía en el Señor. ÉL proveerá todo lo que necesitas.
Fuente: Liga del Testamento
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