Consultorio para el Alma | Gratitud

 

Por: Ysbel Trejo

Agradecimiento es un tema bíblico importante. Primera, «Estad siempre gozosos. Orad sin cesar. Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús». (1ra-Tesalonicenses 5;16-18). ¿Entendió eso? Dar gracias en todas las circunstancias. La gratitud debe ser una forma de vida para nosotros, que fluya naturalmente desde nuestros corazones y labios.

Mirando en las escrituras un poco más a fondo, comprendemos por qué deberíamos ser agradecidos y también cómo tener gratitud en diferentes circunstancias.

Salmo 136:1 dice, «Den gracias al Señor, porque él es bueno; su gran amor perdura para siempre (NVI)». Aquí tenemos dos motivos para estar agradecidos: la permanente bondad de Dios y Su constante amor. Cuando reconocemos la naturaleza de nuestra depravación y entendemos que, aparte de Dios, sólo existe la muerte (Juan 10:10; Romanos 7:5), nuestra respuesta natural es estar agradecidos por la vida que Él nos da.

El Salmo 30: 1-12 Da gloria a Dios por Su liberación. David escribe, «Te glorificaré, oh Señor, porque me has exaltado, y no permitiste que mis enemigos se alegraran de mí. Señor Dios mío, a ti clamé, y me sanaste.

Oh Señor, hiciste subir mi alma del Seol; me diste vida, para que no descendiese a la sepultura. . .  Has cambiado mi lamento en baile; desataste mi cilicio, y me ceñiste de alegría. Por tanto, a ti cantaré, gloria mía, y no estaré callado. Señor Dios mío, te alabaré para siempre». Aquí, David da gracias a Dios después de una difícil circunstancia. Este salmo de acción de gracias no sólo alaba a Dios en el momento, sino que recuerda la fidelidad pasada de Dios. Es una declaración del carácter tan maravilloso de Dios, que la alabanza es la única respuesta adecuada.

También tenemos ejemplos de ser agradecidos en medio de circunstancias difíciles. El salmo 28, por ejemplo, describe la angustia de David. Es un clamor a Dios pidiendo misericordia, protección y justicia. Después que David clama a Dios, escribe: «Bendito sea el Señor, que oyó la voz de mis ruegos. El Señor es mi fortaleza y mi escudo; en él confió mi corazón, y fui ayudado, por lo que se gozó mi corazón, y con mi cántico le alabaré» (Salmo 28:6-7). En medio de las dificultades, David se acuerda de quién es Dios y, como resultado de conocer y confiar en Dios, da gracias.

Job tuvo una actitud similar de alabanza, incluso frente a la muerte: «Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. El Señor dio, y el Señor quitó; sea el nombre del Señor bendito» (Job 1:21).

Hay ejemplos de gratitud por parte de los creyentes en el Nuevo Testamento. Pablo estaba siendo perseguido, no obstante, él escribió, «Mas a Dios gracias, el cual nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús, y por medio de nosotros manifiesta en todo lugar el olor de su conocimiento» (2 Corintios 2:14). El escritor de Hebreos dice, «Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia» (Hebreos 12:28). Pedro nos dice que debemos estar agradecidos por «diversas pruebas», diciendo que, a través de las dificultades, nuestra fe «sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo» (1 Pedro 1:6-7).

Los hijos de Dios son personas agradecidas, porque se dan cuenta de lo mucho que han recibido. De acuerdo a 2 Timoteo 3:2, una de las características de los últimos días es una falta de gratitud. La gente malvada será «ingrata o desagradecida».

Deberíamos estar agradecidos porque Dios es digno de nuestra gratitud. Lo justo es darle el crédito por «toda buena dádiva y todo don perfecto» que nos da (Santiago 1:17). Cuando estamos agradecidos, nuestro enfoque ya no está en nuestros deseos egoístas o en el dolor de las circunstancias actuales. Expresar la gratitud, nos ayuda a recordar que Dios está en control. Entonces, la gratitud no sólo es conveniente, sino que es saludable y beneficiosa para nosotros. Nos recuerda la visión más amplia de que pertenecemos a Dios, y que hemos sido bendecidos con toda bendición espiritual (Efesios 1:3). Realmente, tenemos una vida abundante (Juan 10:10), y la gratitud resulta apropiado.

ysbelarturotrejo@gmail.com

 

 

 

 

 

 

 

 

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