Por: José Rojas
El título de este devocional viene de la perspectiva del paralítico: «Este oyó hablar a Pablo”. El lisiado creyó en el mensaje; Pablo «fijando en él sus ojos y viendo que tenía fe» y, finalmente, » Él saltó y anduvo.» Observa el cambio en la descripción, en un primer momento fue descrito como un inválido, pero en algún lugar entre el momento en que Pablo observó que tenía fe de ser sanado y llamado por Pablo a ponerse de pie – él fue sanado completamente — el «hombre» se levantó de un salto. Creo que hay una línea muy fina entre la fe para ser sanado, y la creencia de que lo estás. Presta atención: no fue el lisiado que se levantó de un salto, fue el hombre.
Oramos por la sanación todo el tiempo, pero ¿quién se incorpora después de haber estado arrodillado al terminar de orar, el lisiado por un evento de la vida, o el hombre (o mujer), completo en Cristo — sanado, no sólo por la fe, sino por la creencia? Muchos de nosotros no reconocemos cuándo hemos sido sanados de una enfermedad física, emocional o circunstancial, porque nunca levantamos los ojos de nuestro problema para ver el amor de nuestro Señor expresado en nuestra sanación. En realidad, no creemos que Dios escucha y contesta nuestra oración. Seguimos funcionando como lisiados a pesar de haber sido sanados. ¿Acaso este evento hubiese sido registrado en el libro de los Hechos, si el lisiado no se hubiera levantando de un salto y caminado? El concepto es el siguiente: «la fe, si no se acompaña de la acción, está muerta» (Santiago 2:17). A veces tenemos que movernos a través de la comprensión intelectual de que Dios «puede» curar, hacia la creencia de que «lo hizo», y luego actuar en consecuencia — levantarse y «probar» caminar. Podríamos encontrarnos con la respuesta de que hemos sido sanados.
Piensa en esto la próxima vez que ores por la sanación: «¿Si el lisiado nunca hubiera tratado de levantarse, ¿cómo habría sabido que el Señor lo sanó?»
[Nota: No es mi intención dar a entender que si el Señor no se decide a sanarnos es por falta de fe o creencia de nuestra parte. El Señor actúa soberanamente sobre todos estos temas. Sin embargo, si el Señor elige sanarnos, no significa necesariamente que siempre vamos a reconocer el hecho de que fuimos curados por él.]
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