Por: Ysbel Trejo
En la sociedad actual, el poder es un tema que está presente en todas partes. Desde el ámbito político hasta el empresarial, el poder es visto como un fin en sí mismo, como algo que se busca por encima de todo. Sin embargo, desde la perspectiva cristiana, el poder no debería ser un fin en sí mismo, sino un medio para servir a los demás.
Para los cristianos, el poder no es algo que se busca para satisfacer el ego o para acumular riquezas, sino que es una responsabilidad que se recibe para servir a los demás. Jesús mismo lo dejó claro cuando dijo:” El que quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todo”; (Marcos 9:35).
Desde esta perspectiva, el poder no es algo que se tiene, sino algo que se recibe. La verdadera autoridad no viene del cargo o del título que se ostenta, sino de la capacidad de servir a otros. Por eso, los líderes cristianos deben ser aquellos que están dispuestos a ponerse al servicio del prójimo, a escuchar sus necesidades y a trabajar por su bienestar.
Además, desde la perspectiva cristiana, el poder no debería ser utilizado para oprimir a los demás o para imponer la propia voluntad o la de la Organización a la que pertenecemos.
El poder debe ser utilizado para promover la justicia, para defender a los más vulnerables y para trabajar por el bien común.
En definitiva, desde el punto de vista cristiano, el poder es una responsabilidad que se recibe para servir. Los líderes cristianos deben ser aquellos que están en capacidad de ponerse al servicio de los más humildes y a trabajar por su bienestar, utilizando el poder para promover la justicia y defender a los derechos sociales, económicos, de los más vulnerables. “Romanos 13:1, dice que todo poder viene de Dios, y que las autoridades que existen han sido establecidas por Él”.
Se menciona que todo poder proviene de Dios y que las autoridades que existen han sido establecidas por Él. Esto significa que, desde la perspectiva bíblica, las autoridades y los gobernantes tienen una responsabilidad y autoridad que les ha sido otorgada por Dios. Sin
embargo, es importante tener en cuenta que este pasaje no justifica el abuso de poder ni respalda acciones contrarias a los principios bíblicos de justicia y amor.
En Jeremías 9:23-24 se dice que no es sabio alardear del poder, riqueza o sabiduría, sino que la verdadera grandeza está en conocer a Dios y practicar la justicia y la misericordia, por consiguiente, el Líder que vale debe mantener una comunicación relacional fluida con el Eterno, solo así conocerá la misericordia.