José Rojas / joserojastrejo68gmail.com
Saluden a los de la familia de Aristóbulo. (Romanos 16:10)
La historia nos dice que Aristóbulo era el nieto de Herodes el Grande. ¿Recuerda a Herodes? Él fue quién trató de matar a Jesús cuando era joven matando a todos los niños judíos menores de dos años de edad. Herodes también proclamó infamia matando a su esposa, hijos y a todo aquel que él pensó que podría ser una amenaza para su trono. Pero; encontramos a su nieto, Aristóbulo (y los de casa), enumerado por Pablo entre los fieles.
Esto nos debería servir como un gran estímulo a todos nosotros. No tenemos que ser un producto de nuestro ambiente, herencia, o algo más. Pienso que es tiempo para algunos de nosotros de aceptar la responsabilidad por lo que no hemos hecho en nuestras vidas. Mira a Aristóbulo: ¿Quién habría esperado que él fuera algo diferente de aquellos que le precedieron? Pero él lo era.
¿Cómo? 2 Corintios 3:18: » Así, todos nosotros, que con el rostro descubierto reflejamos como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados a su semejanza con más y más gloria por la acción del Señor, que es el Espíritu».
Romanos 12:2. «No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente.» Entonces, ¿cómo ocurre la transformación? Por la renovación de nuestras mentes. ¿Cómo se hacen nuestras mentes renovadas? Por y a través de la Escritura – contemplando (pensando en), la gloria del Señor. Y es lo que usted está haciendo ahora mismo – estudiando y sumergiéndose usted mismo en la Palabra, pasando el tiempo con Jesús, quien es la Palabra. ¿Busca usted el cambio en su vida? Entonces pase más tiempo en la Palabra y luego ríndase a Su voluntad.
Fuente: Liga del Testamento