José Rojas
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Pablo nos ha hablando, como cada uno de nosotros tiene su lugar individual y responsabilidad dentro del cuerpo de Cristo cuando ejercemos los dones que Dios nos ha dado.
En nuestro de hoy examinaremos el don de la «exhortación». La palabra griega usada es paraklesis y significa «exhortar, reprender o animar, incluyendo el uso del discurso persuasivo y poderoso». En otras palabras, el término paraklesis es menos comprensivo y más orientado hacia la producción de una acción. (En otros versículos de la Nueva Versión Internacional de la Biblia, la variación griega de esta palabra es parakaleo y es apropiadamente traducida como «el impulso», más bien que animar.)
Tomemos un momento para comparar a maestros y exhortadores utilizando la oración como ejemplo. Un maestro nos dirá en qué consiste la oración. Ellos disertarán sobre las bases de su valor, sus varias formas y uso apropiado. ¡El exhortador vendrá después y dirá, «Ahora que usted conoce en qué consiste la oración, postrémonos en nuestras rodillas y oremos ahora mismo!» Un exhortador empuja en la dirección de la acción. Y si el cuerpo de Cristo está correctamente equilibrado, entonces tenemos que tener a aquellos que nos exhortan a poner nuestro conocimiento en práctica.
Judas era un animador/exhortador/impulsor (Judas 1:3): «Amados, por el gran deseo que tenía de escribiros acerca de nuestra común salvación, me ha sido necesario escribiros para exhortaros a que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos», también Pablo era un exhortador como lo reflejan sus instrucciones a Timoteo (1 Timoteo 2:1): «Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias por todos los hombres.»
Sin el don de exhortación vivo y activamente practicado en nuestras iglesias, nos hacemos demasiado pasivos. Más orientada hacia ser enseñados, que a tomar acción. Dios nos ha instruido a hacer algo con nuestra fe (Efesios 2:10): «pues somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas.» Los exhortadores nos ayudan a empezar y mantener el rumbo. Ellos nos llaman a la acción empujándonos a hacer las cosas que realmente queremos hacer y sabemos que deberíamos hacerlas.
¿Es usted un exhortador? ¿Conoce usted a alguien que lo es? ¿Mire alrededor, reconoce usted el don? No piense que la exhortación es animación. No consiste en decirnos que lo que hacemos es correcto y a la vez ofrecer palabras de simpatía por nuestra grave situación. ¡Mejor dicho, un exhortador nos devolverá a fundamentos de la Biblia y dirá, «¡Vaya a empezar en un nuevo camino ahora mismo!» Quizás deberíamos escuchar.
Fuente: Liga del Testamento