Por: José Rojas
“Porque yo estoy contigo y nadie pondrá sobre ti la mano para hacerte mal“(Hechos 18:10)
Era el año 734 AC cuando Acaz, el Rey de Judea, estaba a punto de ser atacado por la alianza de Rezin, Rey de Siria y el norte del reinado de Israel. En Isaías 7:3-9, el Señor le dijo a Isaías que le asegurara a Acaz: “Sal ahora al encuentro de Acaz, tú y Sear-jasub, tu hijo, al extremo del acueducto del estanque de arriba, en el camino de la heredad del Lavador, y dile: «Cuídate y ten calma; no temas ni se turbe tu corazón a causa de estos dos cabos de tizón que humean, por el ardor de la ira de Rezín y de Siria, y del hijo de Remalías. Ha concertado un maligno plan contra ti el sirio, con Efraín y con el hijo de Remalías, diciendo: «Vayamos contra Judá y aterroricémosla; repartámosla entre nosotros y pongamos en medio de ella por rey al hijo de Tabeel»». Por tanto, Jehová, el Señor dice: «No sucederá eso; no será así. Porque la cabeza de Siria es Damasco y la cabeza de Damasco, Rezín; y dentro de sesenta y cinco años Efraín será quebrantado hasta dejar de ser pueblo. Y la cabeza de Efraín es Samaria y la cabeza de Samaria, el hijo de Remalías. Si vosotros no creéis, de cierto no permaneceréis».
En otras palabras, “Lo que temes no pasará, así que mejor controla tus emociones. Pero ten cuidado, porque la manera como manejes tu fe desde este punto en adelante, determinará al final tu suerte, no esta batalla o guerra en particular”. Todos nos podemos beneficiar de este consejo.
No tenemos tiempo para analizar toda la historia del Rey Acaz (ver Crónicas 28:1-27), sin embargo, el punto que deseo enfatizar de su ejemplo negativo está contenido en Isaías 7:9, “Y la cabeza de Efraín es Samaria y la cabeza de Samaria, el hijo de Remalías. Si vosotros no creéis, de cierto no permaneceréis. Cuando nos enfrentamos a circunstancias difíciles podemos ser como el Rey Acaz y desmoronarnos, desestabilizarnos, ser emocionales y buscar la ayuda y el consejo de otros; o podemos escoger ser como Pablo en nuestro pasaje de hoy que mantuvo su posición, sintiendo confianza, certeza y seguridad en la presencia y las promesas del Señor. El Rey Acaz era tan malvado y tan mal visto que ni siquiera fue enterrado en las tumbas con los otros reyes de Israel. Pablo en cambio permaneció por año y medio, firmemente establecido en su fe y en la promesa del Señor (“Porque yo estoy contigo y nadie pondrá sobre ti la mano para hacerte mal…”). ¿Cuál escogerías tú?
Aunque el Rey Acaz no se mantuvo firme en su fe, el Señor fue fiel y su reino fue preservado para su hijo Hezekiah (quien más tarde condujo un resurgimiento y retorno al sendero del Señor). Las promesas y presencia de Dios deben darnos la confianza, certeza y seguridad para mantenernos firmes ante la adversidad, como reflejan las palabras del himno Cristiano “La Roca Sólida”, acunado en 1836 por Edward Mote:
“Mi esperanza está construida sobre nada menos
Que en la sangre y la rectitud de Jesús
No me atrevo a confiar ni en la más dulce armadura
Pero confío plenamente en el Nombre de Jesús.
Estoy parado en Cristo la Roca sólida,
Todo otro terreno es movedizo
Todo otro terreno es arena que se hunde.”
¿Sobre qué terreno estás parado en este momento? ¿Están tus pies plantados en “La Roca Sólida” de Jesús, o buscas otras soluciones cuando enfrentas problemas? ¿Qué necesitas cambiar?
Fuente Liga del testamento
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