“Esfuércense por mantener la unidad de espíritu mediante el vínculo de la paz”. Efesios 4-3- NVI.
En este tiempo de tribulaciones y angustias, que debemos tomar como prueba, tenemos como creyentes la obligación de cuidar el Cuerpo de Cristo, su tabernáculo que es la esencia, el núcleo de cómo Dios quiere que expresemos juntos la vida en su Iglesia.
Debemos mantener el ejemplo de unidad Padre, Hijo y Espíritu Santo como la idoneidad de ser un solo cuerpo ante la crisis moral, social, económica que padecemos, por lo tanto debemos estar dispuestos a que el Espíritu Santo nos guíe, poner nuestra mirada en Dios y no en nosotros mismos, que no llena de mezquindad y odio.
Jesús un poco antes de su arresto oró por la unidad de la Iglesia (Juan 17:20-23). A Dios le interesa que cuidemos su iglesia (nuestra iglesia), Él pagó un precio por ella y quiere que la protejamos de divisiones, conflictos, falta de armonía, es responsabilidad como conductores de la grey proteger la congregación.
Jesucristo nos encomendó de hacer todo lo necesario que esté a nuestro alcance para conservar la unidad, promover la armonía en la familia de su iglesia y creyentes. ¿Cómo lograrlo? Pablo nos da algunos consejos: “esforcémonos por promover todo lo que conduzca a la paz y a la mutua edificación”. Romanos 14:19 (NVI). Es decir esforcémonos en lo que tenemos en común: una misma fe, un propósito, un padre, un espíritu y no en las diferencias; ser realistas con respecto a las expectativas, “tengan paciencia unos con otros, siendo indulgentes con las fallas de los demás por su amor”. Efesios 4:2 (NVI).
Estemos solícitos a animar más que a criticar, Dios nos advierte que no debemos criticarnos, compararnos, no juzgarnos unos a otros, Romanos 14:13 “por lo tanto dejemos de juzgarnos unos a otros, más bien propónganse no poner tropiezos no obstáculos al hermano”.
Rechazar el chisme, admitir el chisme es como aceptar algo robado, te convierte también en culpable de la situación, Dios los llama alborotadores: “Estos son los que causan divisiones y se dejan llevar por sus propios instintos, pues no tienen el Espíritu”. Judas 1:19 (NVI).
Utilicemos métodos para eliminar conflictos. Mateo 18:15-17 (NVI). Por último apoyemos a los pastores, a los líderes, puesto que no son perfectos, tampoco nosotros lo somos, pero tenemos la responsabilidad y autoridad de mantener la unidad de la iglesia. “Hermanos les pedimos que sean considerados con los que trabajan arduamente entre ustedes y los guían y amonestan en el Señor, téngalos en alta estima y ámenlos por el trabajo que hacen. Vivan en paz unos con otros”. 1ra Tesalonicense 5:12-13 (NVI). Cuida tu Iglesia. (TU).