Consultorio para el Alma | ¿Criticando o Lavando? | Por: José Rojas

 

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“Tú, pues ¿por qué juzgas a tu hermano? O tú también, ¿por qué menosprecias a tu hermano?, porque todos compareceremos ante el tribunal de Cristo”  (Romanos 14:10)

La palabra castellana «juzgar» está estrechamente asociada con la palabra «condenar». Esa es la actitud sobre la cual Pablo nos advierte en nuestro pasaje de hoy. Es cuando estamos en la cara de alguien meneando nuestro dedo con toda clase de opiniones personales y críticas. Por otra parte, la palabra griega para » juzgar» es krino, que significa: «separar, elegir, o decidir – pronunciar una opinión en cuanto a lo correcto y lo incorrecto.» Esta es una sutil y, sin embargo, gran distinción y muchos de nosotros tenemos problemas para diferenciar entre ambos significados.

En Romanos 16:17, Pablo escribe:»Pero os ruego, hermanos, que os fijéis en los que causan divisiones y ponen tropiezos en contra de la doctrina que vosotros habéis aprendido. Apartaos de ellos.» Entonces en Gálatas 1:8, él instruye: «Pero si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anuncia un evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema.» Entonces debemos juzgar. De hecho, hay una necesidad de juzgar, pero no de condenar. Al contrario, debemos juzgar para identificación, para evaluación, y para fines de restauración. Cuando esto se aplique a un hermano o una hermana, debemos preocuparnos lo suficiente por decir: «Porque le amo, quiero que sepa que usted se ha ido en dirección descendente por camino equivocado.» No en condena, sino en el amor de Cristo.

Según la Escritura, sabemos que debemos hacer algunos juicios. Entonces ¿cómo sabemos si estamos usando una actitud de condena o de amor?, ¿Estamos deseando participar en la restauración? En Juan 13:1-5, Jesús se levantó de la cena cuando notó los pies sucios de los Discípulos (Juan 13). ¿Dijo Él: «¡Ustedes tienen los pies sucios, lávenselos ahora, es una vergüenza!?» No, en lugar de eso, nuestro Señor comenzó a lavarles sus pies Él mismo. De igual modo, no tenemos ningún derecho de señalar las acciones sucias de alguien a menos que queramos sacar la ropa a lavar para ayudar. ¿Está usted condenando o amando? ¿Criticando o lavando?

Fuente  Liga del Testamento

 

 

 

 

 

 

 

 

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