A veces nos preguntamos ¿cómo fortalezco mi relación con Dios? Esta es la inquietud que habitualmente salta a la mente de quienes recién empiezan en los caminos del Señor, sin embargo, a veces, también es necesario reencontrarse con Dios, luego de varios años de mantener una relación con Él, relación que a veces parece “enfriarse”.
La Biblia dice que es necesario “crecer en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo” (2 Pedro 3:18) y por ello te ofrecemos algunos consejos para lograrlo: Lee la Biblia diariamente: Además de revelar la Buena Nueva del perdón y la vida eterna, la Palabra puede responder a muchas preguntas que te surgirán al intentar vivir una vida que agrade a Dios. Ella te permitirá estar “enteramente preparado para toda buena obra” (2 Timoteo 3:17). Piensa en lo que has leído; estúdialo y analízalo. Pide a tu pastor o a un amigo cristiano maduro que te recomiende una buena guía para el estudio bíblico. La Biblia no sólo nos revela a Dios; también contiene mayor sabiduría que todos los demás libros del mundo.
Ora todos los días: Habla con Dios a menudo. Coméntale tus problemas. Permite que Él lleve el peso de tus aflicciones. (Mateo 11:28; 1 Pedro 5:7). Alaba y agradece a Dios por quien Él es y por lo que ha hecho por ti. Admite tus debilidades. Confiesa todo pecado específico del que tengas conciencia. Ora también para que otras personas reciban a Jesucristo como su Señor y Salvador. Planifica un tiempo específico para orar, preferentemente por la mañana. Hazlo un hábito.
Aprende a depender del Espíritu Santo: El Espíritu Santo vive realmente dentro de cada persona que cree en Cristo. (Juan 14:16-17) La Biblia dice que el Espíritu Santo, al vivir en tu interior, es consejero, y te ayuda a comprender la verdad revelada en la Palabra de Dios. Deja que te guíe, te enseñe y te redarguya las veces que sea necesario. Asiste regularmente a la iglesia: Relacionándote con otros cristianos podrás aprender mucho más de Dios.
Sirve a los demás: Cuanto más entregues de ti, más disfrutarás de tu vida cristiana. Habla con tu pastor sobre las formas y oportunidades de servir a Cristo y de testificar de Él.
Vence tus dudas: Pueden haber grandes fracasos en tu vida cristiana o quizá te descubras pensando cosas que se supone que los cristianos no deben pensar o quizá te moleste algún pecado no confesado. Cuando te sucedan estas cosas, es importante recordar que no eres salvo por ser una persona buena sino por lo que Cristo ya hizo por ti. Piensa en esta verdad que te traerá paz y seguridad.
Vive un día a la vez: Demasiadas veces, permitimos que la ansiedad nos domine. Nos preocupamos hasta enfermarnos, pensando en lo que puede suceder mañana. ¡Nos hacemos problemas por las cosas aún antes de que existan! La Biblia dice que no debemos estar ansiosos por lo que pueda suceder mañana (Mateo 6:33-34) y promete que: “Como tus días serán tus fuerzas” (Deuteronomio 33:25, RVR-1960). En otras palabras, la gracia de Dios será suficiente para enfrentar las demandas de cada nuevo día.