joserojastrejo68@gmail.com
«¿Por qué causa me habéis hecho venir? Entonces Cornelio dijo: –Hace cuatro días que a esta hora yo estaba en ayunas; y a la hora novena, mientras oraba en mi casa, vi que se puso delante de mí un varón con vestido resplandeciente, y me dijo: «Cornelio, tu oración ha sido oída, y tus limosnas han sido recordadas delante de Dios. Envía, pues, a Jope y haz venir a Simón, el que tiene por sobrenombre Pedro, el cual se hospeda en casa de Simón, un curtidor, junto al mar; cuando llegue, él te hablará». Así que luego envié por ti, y tú has hecho bien en venir. Ahora, pues, todos nosotros estamos aquí en la presencia de Dios, para oír todo lo que Dios te ha mandado». (Hechos 10:29- 33)
Pedro comienza con una muy buena pregunta: “¿Por qué causa me habéis hecho venir?” Algunas veces la gente olvida la razón por la cual asisten a la iglesia. ¿Es por costumbre? ¿Es para encontrarte con amigos o para complacer a tu esposa? Ayudaría que de vez en cuando te detengas por un instante y te hagas esa pregunta “¿Por qué estoy sentado hoy aquí? ¿Qué espero obtener? ¿Cuáles fueron los eventos o episodios de la vida que me llevaron a estar aquí? En nuestro pasaje de hoy, Pedro le pregunta a Cornelio,” ¿Por qué causa me habéis hecho venir?” Cornelio se detuvo por un instante y pensó acerca de por qué estaba allí — él relató a todos los allí presentes los eventos que ocasionaron la llegada de Pedro. Como resultado hizo esta afirmación: “Ahora, pues, todos nosotros estamos aquí en la presencia de Dios, para oír todo lo que Dios te ha mandado”
Cuan diferente sería el sermón del Domingo por la mañana para ti, si tú comenzaras con este pensamiento en mente — “Estoy en la iglesia hoy en la presencia de Dios, para oír todo lo que el Señor le ha instruido al Pastor, que me diga”. Demasiadas veces escuchamos pasivamente – incluso, el Lunes tenemos dificultad para recordar de qué se trató el sermón del Domingo — por lo tanto, ¿qué chance tenemos de poner en práctica lo que se enseñó? Tendemos a mirar la Palabra de Dios transmitida a través de nuestro pastor, simplemente como un consejo para “sentirse bien” en el momento — en vez de sentir que Dios nos está hablando directamente a nosotros.
¿Puedes recordar de qué se trató el sermón del domingo pasado? ¿Tomaste notas? ¿Las revisaste? Quizá es momento de que prestemos más atención a lo que Dios ha instruido a nuestro pastor que nos diga. Piensa acerca del sermón ahora — ¿qué cosa sobresale en tu mente? ¿Podría ser ése tu mensaje personal, tus instrucciones personales de Dios para el día de hoy?, para esta semana. Haz todo el esfuerzo necesario para poner en práctica una sola cosa que hayas escuchado de nuestro pastor este domingo pasado.
Fuente: Liga del Testamento
.