Consultorio para el Alma | Bendiciones que poseemos ahora | Por: José Rojas

José Rojas / joserotrejo68@gmail.com

…son las que Dios ha preparado para los que lo aman. (1 Corintios 2:9)

 

Esta mañana me desperté con deseos de escribir, algunos pensamientos que habían estado rondando en mi mente toda la noche no podían esperar para salir y ser expresados. Así que cuando me senté en la mesa con mi taza de café, ya estaba listo para comenzar. Excepto por una cosa. Esa pequeña voz dentro de mí (que he llegado a reconocer como la del Señor) dijo: «Detente ahí “ (a veces el Señor me suena un poco como regañón). Búscame primero y todo lo demás vendrá a ti.» (Mi versión de Mateo 6:33.)

Retrocedí, puse una tapa sobre mi entusiasmo, y fui al Señor en oración. Ahora mismo, cuando escribo sobre la experiencia, de gran tristeza sentida y algunas lágrimas caídas dentro de mí son incontrolables. ¿Por qué? Porque mi amor por el Señor es grande. Mi intención es servirle y honrarle. Reconozco Su bendición y provisión para mi vida. Él es bueno.

Entonces rayar el alba, aflora el mensaje del Señor para nosotros en nuestro pasaje de hoy: ¡Él nos ama aun más de lo que posiblemente pudiéramos nosotros amarle a Él!

Demasiado a menudo he oído dicho pasaje de hoy enseñado como si sólo se relacionara con nuestra futura herencia – lo que nos espera en la eternidad. Yo sugeriría que lo lleváramos un paso más lejos: «las cosas que Dios ha preparado» no están limitadas a aquellas que experimentaremos como futuros residentes en el Reino de Dios, sino además incluyen las bendiciones que poseemos ahora mismo.

Se trata del amor. Nuestro amor por Él y Su amor por nosotros. Cuando lo miramos a Él y a nuestras vidas, a través del lente del amor, nuestra perspectiva cambia. Sabemos que Dios es bueno y nos quiere proporcionar lo que es mejor para nosotros. (1 Pedro 5:7: «Echad toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.») ¿Hay algo en su vida que no parece estar funcionando según su plan de vida? ¿Confía usted en el Señor? ¿Cederá usted a Su voluntad y a Su sabiduría?

Fuente. Liga del Testamento

 

 

 

 

 

 

 

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