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“Recibid al débil en la fe, pero no para contender sobre opiniones” (Romanos 14:1)
Al final del Capítulo 13, inicio del 14, Pablo ha estado hablando de cómo debemos tratar a nuestro prójimo. Aplicaremos este concepto a nuestro pasaje de hoy – nuestra aceptación de un hermano o hermana cuya fe es débil debe ser gobernada por el amor y fundada en el amor.
La frase de Pablo, «cuya fe es débil,» no indica una carencia de entendimiento en cuanto a verdades bíblicas (los hechos de la fe). Más bien refleja a una persona que podría estar confundida o insegura de cómo tratar con una determinada cuestión. Debemos recibir con los brazos abiertos a todos los hermanos y hermanas a la comunión con nosotros. Podemos no estar de acuerdo con la perspectiva de una persona, pero debemos aceptarlos a todos como nuestros compañeros creyentes en Jesucristo. No para comenzar un debate o sentarse a enjuiciar su conducta – simplemente para abrazarle con amor.
Los asuntos cuestionables de la conducta personal, si bien no están expresamente prohibidos en la Escritura, son dados a conocer a cada creyente. Debemos usar entonces la sabiduría y la madurez (siguiendo el impulso del Espíritu Santo de Dios), para evaluar las miles de opciones delante de nosotros. Algunas personas encuentran un comportamiento específico, no identificado en la Biblia, como algo que deben evitar. Pero, ese no es el caso para todo el mundo. ¿Así que quién es el hermano «más débil»? ¿Es usted? ¿Soy yo? ¡Continúe leyendo, la respuesta podría causarle shock!
Muchos cristianos tienen una tendencia de querer conformar a otros con su modo de pensar. ¿Le suena esto? ¿Ha tomado usted un asunto cuestionable y lo ha hecho una prohibición expresa – no sólo para usted, sino para cada uno alrededor de usted? Pida a Dios Su ayuda, y luego abra su mente a su dirección.
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