El lugar de nacimiento es fundamental en la existencia de todo ser humano, pero muchas veces termina siendo más trascendental para el hombre el sitio que se escoge para vivir, para desarrollares, echar raíces y dejar un infinito legado para la posteridad. El poeta Eduardo Zambrano Colmenares, ha sido uno de esos casos excepcionales. Es por eso que Trujillo hoy llora la partida de este gran hombre, de este trujillano por adopción que se arraigó en esta tierra por amor.
Eduardo Zambrano Colmenares dejó de existir este miércoles 19 de diciembre a los 83 años de vida placentera, fructífera que edifico en un lar que no era suyo pero que lo arropó con amor desde el primer día que se ancló en él.
Zambrano Colmenares llega de su Táchira natal para hacer historia y desarrollar toda su intelectualidad en Trujillo, aquí edificó y estructuró sus obras poéticas y literarias, fue Trujillo donde se le abrió las puertas para su gran trabajo universitario, las aulas del NURR le sirvieron de estímulo en sus investigaciones. Por eso Trujillo termino siendo su lar, el que lo escogió para que se quedara para siempre. Este hombre nacido en 1935 hizo que estas montañas, estos paisajes, este clima se apoderara de él.
Zambrano Colmenares es considerado como un gran literario, que evoca sentimientos en muchos casos olvidados, una exclamación a la poesía pura a la cual le impregnaba un toque mágico de belleza insuperable. De este poeta, escritor y profesor universitario del NURR decimos, que, fue un escritor que inquietó y atrajo al público lector, a los intelectuales, investigadores, reporteros y poetas por su personalidad, sus amores, sueños, y su canto a la vida.
Vida fecunda
Eduardo Zambrano Colmenares vino a esta vida, un 7 de septiembre de 1985, en Tariba estado Táchira. Luego de aprobar la secundaria en el Liceo Simón Bolívar de San Cristóbal entre 1953-1958 se traslada a Caracas para ingresa al Instituto Pedagógico Nacional de Caracas de donde egresa con el título de Profesor de Castellano, Literatura y Latín en 1962, luego se apunta en al UCV y obtiene el grado de Licenciado en Letras en 1971. Más tarde realizaría una seria de estudios complementarios, como: Posgrado en Lingüística en España y Francia. La docencia le atrapó y la ejercido en los campos de la Literatura Española y la Lingüística en la Universidad de Los Andes, Nurr Trujillo.
Vena poética
Su inquietud y amor por la poesía ya le venía desde joven. Pero es en 1961 cuando logra presentar su primer libro de su afamada y exquisita colección poética y litería, Amenaza del tiempo, fue publicado en 1961, luego le seguirán con gran éxito: Muerto y con hambre en 1970, Hijo de tigre en 1973, Imágenes y Semejanzas en 1980, Máscaras y lugares en 1985 y La Desmemoria, libro de relatos cortos, en 1991 y 2007. En lengua bárbara (1997) es una selección antológica de su obra poética hasta ese año, publicada en la Colección Altazor de Monte Ávila Latinoamericana Editores. El sitio del delito fue publicada por FUNDARTE (Caracas, 2000) y A ras de todo es una versión corregida y aumentada de su último libro, publicada por Ediciones “El Ermitaño”, México, en 2001. Falso retornos sería una de sus últimas publicaciones, un libro de relatos y otro poemario.
La irreverencia de su obra
En los años 70 no todo fie color de rosa ni de prosas a su favor. Hubo una época en la cual a Eduardo Zambrano Colmenares le llovieron críticas por su forma y manera de expresar su escritura, en cuanto por si irreverencia en la poesía venezolana. La crítica le negaba a su obra el carácter perspectiva, excluyéndola de la tradición al catalogarla como simplista.
Sobre ese tema el poeta respondió en una entrevista realizada por Juan Calzadilla (https://juancalzadilla.com.ve), y dijo lo siguiente: “Yo escribí en el año 67 un libro que pudo haber sido, junto con el poema de Caupolicán Ovalles ¿Duerme usted señor Presidente?, lo más irreverente publicado en la década del sesenta, pero mi libro
(Hijo de tigre), vino a aparecer en el 73, cuando ya se había publicado Amanecí de bala, de Víctor Valera Mora, en esta misma tónica. En el caso del libro de Ovalles, lo irreverente era un tanto externo y retórico, tenía un sentido político, mientras que en el mío se cuestionaba la idea sagrada del poeta y de la poesía y se intentaba afectar o subvertir la moral. Un poema como “Vida de perro”, que se recoge en mi antología del 97, pero que fue escrito en el 65, en España, tiene antecedentes, si se quiere, en el Arcipreste de Hita, pero es un texto que quedó congelado casi por tres décadas, como parte de un libro no publicado.
En otro libro mío, aparecido a fines de dicha década, lo irreverente se apoya en lo abyecto y lo escatológico; resultó ser un texto irritante para muchas personas pero también fue leído con franca admiración por otras; de eso tú mismo fuiste medio testigo y medio cómplice, me refiero a Muerto y con hambre. La irreverencia se atenúa en mis libros del 80, pero aparece con la mayor plenitud y madurez en La desmemoria, un libro de relatos publicado en el 91 y escrito una década antes, Ahora, en A ras de todo, con la irreverencia no intento ya pulverizar la moral y las buenas costumbres, sino limpiarme un poco a mí mismo del lastre y la herrumbre que se acumulan con los años y que sepultan en vida a la mayoría de los poetas”.
Estilo epigramático
Eduardo Zambrano Colmenares fue fiel a su estilo epigramático con que logro enfocar sus obras. Eludió siempre el formalismo que abrumaban a los poetas, por eso siempre fue directo y frontal, iban siempre al grano. Fue un escritor privilegiando, donde su sobriedad no contradecía el sentido en un lenguaje directo.
Para Eduardo Zambrano Colmenares la palabra era concreta en sus dimensiones como un verdadero canto a la vida. Fue poeta prodigando belleza, que diseminó afrentas, siempre recreando el amor y pregonero de un canto a la vida. Hasta siempre poeta!