Con cada asesinato se borra más de una vida

A partir de este domingo 10 de junio, Efecto Cocuyo comenzó a publicar las seis historias del especial Vidas Borradas. Es un reportaje que muestra cómo el dolor y la desesperanza por la violencia homicida en Venezuela se extienden más allá del entorno íntimo de los fallecidos


La cifra –aproximadamente 25 mil homicidios al año- da una idea de la criminalidad en Venezuela. Sin embargo, los rostros y las voces de los dolientes son más reveladores de la profundización del duelo en el país por los proyectos de vida que se frustran con cada asesinato.

Efecto Cocuyo se suma a la campaña internacional Instinto de Vida, que tiene como propósito reducir los asesinatos por arma de fuego en 7 países de América Latina. El aporte desde el periodismo consiste en indagar otras formas de contar la violencia. El propósito es combatir una peligrosa  tendencia a asumir la violencia homicida como “algo normal”, que ningún lugar es totalmente seguro y que, lo más grave, no habrá castigo para los culpables. En palabras del párroco de Caucagua, Francisco Berrío: “Pareciera que las instituciones que están obligadas a brindar seguridad están permeadas por la maldad”.

En el especial Vidas Borradas, los reporteros de Efecto Cocuyo recorrieron seis parroquias de varias regiones del país con mayor número de homicidios por armas de fuego, según las últimas estadísticas oficiales sobre mortalidad en Venezuela. Se verificó que la condición de víctima y la sensación de indefensión se extienden más allá del entorno familiar. Es el caso de Mercedes Durán, una empleada del Municipio La Ceiba, en el estado Trujillo, que todavía llora al alcalde Marco Tulio Carrillo, quien fue víctima de sicariato, en marzo de 2016.

 

La aproximación respetuosa a las víctimas y la empatía de los reporteros con sus duelos se complementa con la ubicación de cada una de las historias en el contexto de la negligencia estatal a efectos de prevenir y sancionar el crimen en Venezuela.

Efecto Cocuyo contrasta los testimonios de los que han sufrido las pérdidas con las iniciativas fallidas del gobierno y, en el peor de los casos, con la brutalidad de los funcionarios de los cuerpos de seguridad. Lo dice Judith Palmar, al afirmar que los guardias nacionales que asesinaron a su hermano Robert Palmar le confesaron que “se equivocaron, que no era a él a quien estaban persiguiendo”.

Las historias que integran el especial Vidas Borradas se publicarán progresivamente a partir de este domingo 10 de junio, a modo de invitación a ejercitar la solidaridad con las víctimas y a reclamar el derecho a la vida de todos los venezolanos. Ingresa al especial aquí http://vidasborradas.efectococuyo.com/primerahistoria/videos/

 

 

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