El Instituto Nacional de Orientación Femenina (INOF) es la única cárcel de mujeres que existe en Venezuela. Ubicado en el estado Miranda, este recinto fue construido en el año 1962 y tiene una capacidad instalada para 350 mujeres privadas de libertad.
El INOF fue concebido bajo un concepto moderno para atender las necesidades de las mujeres tras las rejas, donde tendrían espacios para la atención de sus hijos, talleres para su educación y reinserción a la sociedad.
Con el pasar de los años y el abandono del sistema penitenciario, las instalaciones fueron sucumbiendo ante la desidia. Esta situación arrastró a las reclusas, víctimas del abandono y malos tratos, tal como refleja la investigación del Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP) en su más reciente informe titulado “Cárcel de mujeres (INOF): Un cementerio de mujeres vivas”.
Así lo explicó Magaly Vasquez, secretaria general de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), quien presentó el informe en las instalaciones del Rincón del Saber en la biblioteca central de la UCAB, junto al PJ Arturo Peraza, Rector de la reconocida institución universitaria; Humberto Prado, director del OVP; Claudia Cardona, activista de derechos humanos y cofundadora de Mujeres Libres; y colaboradoras del OVP.
Es importante destacar que en Venezuela no se han construido más cárceles para mujeres, sino que improvisan anexos femeninos que ni siquiera cumplen con los estándares mínimos de reclusión y tampoco atienden las necesidades particulares de las mujeres. Un total de 16 anexos femeninos no son más que infraestructuras improvisadas que se encuentran adosadas a las cárceles masculinas, y que por su misma naturaleza no cuentan con los parámetros necesarios para cumplir con la perspectiva de género.
Actualmente en el INOF se encuentra el 28% de las mujeres privadas de libertad en Venezuela, con un total de 650 mujeres y un hacinamiento crítico de 185,71%.
Las últimas reparaciones dentro del penal fueron ejecutadas en el año 2015, según la última memoria y cuenta del Ministerio de Servicio Penitenciario, ya que la opacidad en la información es una fuerte política del régimen venezolano.
En tanto, las condiciones de la infraestructura se convierten en un mal menor cuando las mujeres tras sus muros son víctimas de violencia, corrupción, maltratos, discriminación, humillaciones e incluso torturas por parte de los funcionarios del Servicio Penitenciario.
Según la investigación del OVP, el INOF no cuenta con un servicio especializado para la atención médica. Si las mujeres se enferman, deben ser los propios familiares quienes canalicen y paguen por la atención; mientras que los traslados a un hospital solo se realizan cuando es un caso de extrema gravedad.
En cuanto a la alimentación, se conoció que las privadas de libertad no reciben porciones adecuadas y mucho menos alimentos saludables. El menú diario se basa en el consumo de granos, arepas sin relleno o una especie de bollos de masa amarilla.
En lo que se refiere al suministro de agua potable, en algunas ocasiones las internas deben pagar un dólar cada una para la compra de un camión cisterna, pero el problema ha persistido durante años y es por ello que abundan enfermedades como sarna, entre otras, por las dificultades para mantener el aseo personal.
Asimismo, las requisas son ejecutadas por personal masculino del Grupo de Respuesta Inmediata (GRI) del Servicio Penitenciario, quienes no respetan la privacidad ni los derechos de cada una de las mujeres. Por lo general, destruyen todas sus pertenencias y se dirigen a ellas con tratos degradantes.
“El trato de las custodias es muy ofensivo, durante las requisas suelen entrar funcionarios hombres y mujeres. las requisas corporales son denigrantes y humillantes”, relató una privada de libertad, que brindó su testimonio para el informe del OVP.
En otro orden de ideas, Claudia Cardona sentenció que “la situación de las mujeres presas en Venezuela no es aislada, pasa en Colombia y en el resto del mundo (…) En Colombia hay un poco más de 6 mil mujeres detenidas intramuros y un montón con arrestos domiciliarios que igual son afectadas por el sistema. Cuando yo hacía el análisis de todo lo que se vivía en la cárcel, vi como las Reglas de Bangkok iban por un lado y las Leyes penitenciarias por otro, todo lo contrario a lo que se vive”.
“Hay mucho juzgamiento y estigmatización cuando las mujeres salen de prisión, por eso empecé a agruparlas para hablar esto en espacios que se convirtieron en espacios seguros. Todo esto aunado a que las mujeres no conocen que tienen derechos y que existen leyes internacionales”, puntualizó Cardona.
23 niños viven en celdas junto a sus madres
El INOF cuenta con un espacio donde los niños pueden permanecer durante la etapa de lactancia junto a sus madres privadas de libertad. Actualmente son 23 los infantes que permanecen en el recinto, pero los espacios no están totalmente adecuados a sus requerimientos, por lo que los expertos indican que estar expuestos a situaciones de encierro puede afectar su correcto desarrollo.
Al cumplir 3 años de edad, los infantes son separados de sus madres y muchas de ellas relatan que ni siquiera tuvieron la opción de entregarlos a un familiar, por lo que desconocen el paradero de sus hijos.
Las otras reclusas que han llegado al INOF y también son madres expresan que son pocas las veces que tienen acceso a una visita de su hijo, porque solamente les permiten visitas en ocasiones especiales.
Las presas políticas son castigadas con frecuencia
Según lo registrado por OVP, son al menos 10 presas políticas las que permanecen recluidas en el INOF en la actualidad, quienes además de padecer las vicisitudes diarias junto al resto de la población reclusa, el trato hacia ellas es de un castigo constante.
Les pueden suspender las visitas sin previo aviso, no los dejan ver a sus hijos e incluso les niegan el traslado a centros asistenciales o a tribunales, así como también pueden ser objeto de aislamiento en las celdas denominadas “El Tigrito” u otra a la que llaman La Mazmorra”, en donde carecen de ventilación y no reciben alimentos durante horas e incluso días.
Al respecto, Humberto Prado, director del Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP), enfatizó que “el tema de las mujeres detenidas por situaciones políticas recluidas en el INOF es muy grave. El caso de Emirlendris Benítez es muy grave, ha pasado por mucho y actualmente está en una silla de ruedas después de ser supuestamente torturada».
«El retardo procesal también es muy grave, hay mujeres que tienen años detenidas y ni siquiera tienen una sentencia firme. Es que ni siquiera les dejan designar a sus abogados de confianza como es el caso de nuestra compañera defensora de derechos humanos Rocío San Miguel”, señaló Prado, quien agregó que “la formación penitenciaria es un punto esencial en esto, porque el delito se queda en tribunales, si tenemos un policía o un militar que lo que sabe es torturar vamos a tener problemas. Por eso el personal debe estar formado académicamente para que sepa cómo debe tratar a las personas que están recibiendo”.
Ahora bien, en el INOF también encontramos una minoría de mujeres extranjeras, que viven de la ayuda de las otras privadas de libertad porque muchas de ellas no tienen apoyo de sus familiares.
Tras la realización de nuestro informe “Cárcel de mujeres (INOF), un cementerio de mujeres vivas”, donde desnudamos la realidad de este centro de reclusión, desde el OVP tenemos al menos 10 recomendaciones:
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Implementar políticas específicas y adaptadas a las necesidades del género femenino dentro del sistema penitenciario.
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Permitir la práctica de visitas conyugales a fin de mantener los lazos familiares.
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Garantizar la protección de la integridad física y emocional de la población penal del INOF.
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Desmantelar la celda castigo “El Tigrito” por ser contraria a lo previsto en los estándares internacionales y a nuestra Constitución, con respecto al tratamiento digno de las personas privadas de libertad.
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Facilitar y priorizar las visitas de niños, niñas y adolescentes, reconociendo la importancia de mantener los lazos familiares.
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Mejorar las condiciones de reclusión en el INOF, asegurando una alimentación suficiente y de buena calidad; acceso al agua en cantidades cónsonas con sus necesidades íntimas.
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Asegurar que durante las requisas realizadas a la población penal del INOF, el personal encargado sea de género femenino.
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Garantizar el acceso a la salud, brindando atención médica especializada y adecuada a las internas, así como el traslado a un centro de salud si es necesario.
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Capacitar de forma sostenida al personal de seguridad interna y externa del INOF sobre derechos humanos de las personas privadas de libertad y de perspectiva de género.
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Realizar una investigación independiente, exhaustiva e imparcial sobre los hechos irregulares presentados en el informe, especialmente en los casos que involucren posibles actos de tortura, tratos crueles, inhumanos y degradantes.
Prensa Observatorio Venezolano de Prisiones
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