¿CÓMO LLEGÓ FIDEL CASTRO AL PODER? (VI y última) | Por: Luis Hernández Contreras

Por: Luis Hernández Contreras

Había pasado quince meses desde el desembarco del yate Granma al suroccidente de Cuba. Desde la Sierra Maestra, Fidel Castro y sus hombres se enfrentaron al gobierno del presidente Fulgencio Batista. Su lucha fue conocida por todo del mundo. Recibió apoyos que el General y sus hombres no pudieron bloquear. Tampoco lo pudo el gobierno norteamericano del general Eisenhower, menos su secretario de Estado, el anticomunista John Foster Dulles, quien estaba siendo liquidado poco a poco por un cáncer. Ya no era el hombre del puño de hierro que, desde la Décima Conferencia de la OEA en Caracas, en 1954, diseñó la caída del guatemalteco Jacobo Arbenz, acusado de ser procomunista.

Los hombres de Castro sufrieron sensibles bajas en la provincia de Oriente. Esto forzó la creación en Washington del Consejo de Liberación Cubana, integrado por partidos políticos, organizaciones estudiantiles y sindicales y el Movimiento “26 de Julio”. Para combatirlos, Batista conformó el Estado Mayor Mixto comandado por cinco generales de las diversas fuerzas y se empecinaba en la realización de las elecciones del 1° de junio de 1958. Prío, además de acentuar sus diferencias con Castro, volvió a ser detenido en Miami. El 14 de febrero de 1958 fue llevado con tres de sus seguidores y fueron llevados esposados y a pie por las calles de esta ciudad de Florida. Por su lado, Batista reorganizó su gabinete, nombró primer Ministro al embajador Emilio Núñez Portoundo, buscando hombres contra los cuales no existía antipatía popular.

Esto no valió. El designado renunció, desatándose la crisis política y Batista dejó el Palacio para instalarse en la base de Campo Columbia. Las elecciones fueron aplazadas para noviembre y surgió la figura del juez Manuel Urrutia, un magistrado que halló inocentes a varios partidarios de Castro que fueron detenidos. El Movimiento “26 de Julio” nombró a Urrutia presidente provisional en caso de caer el gobierno, pero ante la presión debió salir de Cuba. Batista no las tenía todas consigo. Los gobiernos militares de Colombia, Venezuela, Haití y Guatemala habían caído. El vicepresidente norteamericano Richard Nixon emprendió otra gira y fue protestado hasta el punto de que su vida estuvo en peligro en Caracas. Las cosas cambiaban rotundamente y Batista no recibía de Washington el apoyo de otros tiempos.

El joven Raúl Castro, hermano menor de Fidel, comandó doscientos rebeldes que secuestraron un grupo de ingenieros, marinos y empresarios norteamericanos que serían liberados tras negociaciones. El efecto de mostrar la debilidad de Batista era manifiesto. La voz de Fidel se escuchaba a través de la Radio Rebelde y anunciaba, el 18 de agosto, que las tropas de Batista habían sido expulsadas de la Sierra Maestra. Urrutia fue elegido en Caracas como presidente del gobierno provisional que surgió a la caída de Batista, lo que se reafirmó en Nueva York el 12 de septiembre, asistiendo PríoSocarrás, quien renuncióa cualquier aspiración política. El tiempo se acababa para el régimen. Sus horas se agotaban y las acciones rebeldes lo desequilibraban, como el secuestro de una aeronave de Cubana de Aviación, todo en aras de llamar la atención del mundo sobre lo que sucedía en Cuba.

A pesar de la violencia, el 3 de noviembre de 1957 se realizaron los comicios para elegir presidente de la república, vicepresidente, 6 gobernadores, 72 senadores, 166 diputados, 127 alcaldes y 1.000 concejales. Andrés Rivero Agüero, ex primer ministro de Batista fue el ganador. El presidente electo anunció que tocaría todas las puertas para terminar la guerra de dos años. Pensó que asumiría el poder el 24 de febrero de 1959.

Eso no fue así. El 5 de noviembre, los rebeldes secuestraron otro avión y entregaron a sus ocupantes a la Cruz Roja Internacional en afán publicitario. Al mes, lo que quedaba de John Foster Dulles fue recluido en un hospital militar de Washington. Ese 5 de diciembre, el diario “El Nacional” de Caracas publicó una entrevista a Alberto Bayo, el militar español que entrenó a Castro y sus hombres en México. Sentenció que “Batista no podrá batir a las fuerzas de Fidel Castro ni echando a pelear todo su ejército”.

Los hechos comprobaron lo sostenido. Fidel y sus hombres controlaban Santiago, Manzanillo y se dirigían a Camagüey. Ernesto Guevara se destacaba en Cienfuegos y anunciaba que pronto llegarían a La Habana donde fue inaugurada, el día de navidad, una estatua de 15 metros de altura que representaba a Jesucristo. Otro comandante extranjero, el norteamericano William Morgan, derrotaba tropas oficiales y un connacional suyo, un periodista de AssociatedPress, comentó que el pueblo estaba cambiando “una dictadura por otra y pocos pueden decir por seguro que conocen los propósitos políticos de esta rebelión”.

Roberto y Carlos Manuel, los hijos menores de Batista dejaron Cuba el 30 de diciembre. Su padre lo haría a las 3.30 de la madrugada del 1° de enero de 1959. Luego de celebrar el advenimiento del nuevo año en Campo Columbia y de entregar una declaración, en la que calificó de “grave” la situación militar en la provincia de Las Villas, acusando a dos de sus hombres de confianza de traición por haber entregado a los rebeldes “sectores claves” de esa región, reunió a sus familiares y algunos personajes de su entorno, entre otros el presidente electo Andrés Rivero Agüero, y abordó una aeronave en La Habana que salió hacia Ciudad Trujillo en la República Dominicana. Su mando había concluido.

El 2 de enero, en Santiago, Fidel Castro proclamó a Manuel Urrutia como presidente provisional. Ese día, Ernesto Guevara, para todos “el Che”, entró a La Habana seguido de Camilo Cienfuegos. Los barbudos guerrilleros se mostraron jubilosos con la euforia del triunfo. En su avión privado, el expresidente Carlos PríoSocarrás, también llegó para dirigirse a una de sus propiedades. El día 3, empezó a conocerse la primera lista de fusilados. A los dos días el presidente Urrutia despachaba en el Palacio Presidencial y nombró a José Miró Cardona como primer Ministro. También designó a Armando Hart, aquel joven abogado que defendió al viejo profesor que lideró “la conspiración del Domingo de Resurrección” de 1953, como ministro de Educación. A la par de la firma de decretos y disposiciones ejecutivas, las autoridades anunciaban el paredón para una decena de oficiales de Batista.

El 8 de enero de 1959, Fidel Castro entró a La Habana y fue aclamado como Libertador. Su paso por las calles en auto descapotable fue apoteósico y se bañó de pueblo. Visitó al presidente Urrutia en el Palacio y marchó a Campo Columbia para hablar ante 35 mil asistentes. Allí estaba sentado el expresidente Prío, y todos lo escucharon decir que Cuba debería tener una paz “sin crímenes, sin censura y sin persecuciones”.

De este modo, Fidel Castro alcanzó el poder en Cuba, detentándolo hasta su muerte mientras pasaron 57 años.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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