Judith Valderrama
@juditvalderrama
“La muerte a pesar de ser algo que todos tenemos claro que nos va a llegar en algún momento, que es inevitable y que somos totalmente mortales, es un tema tabú que evitamos al máximo conversar”, afirma la psiquiatra Lorena Novoa.
Pero hoy, la muerte parece estar omnipresente como nunca antes en toda Venezuela. Toca al vecino, al compañero de estudio, al médico que les asistía, al sacerdote de la parroquia, al amigo y también llega a la casa, o se teme su visita.
Las noticias de muerte viajan por todas la vías, llegan con una llamada, al abrir las redes sociales o al salir al mercado. La muerte ya no es tema solo de los mayores, también jóvenes y adolescentes se siente cercanos a esta, y hasta los niños, están en cuenta del tema.
Si bien la muerte es un destino seguro de todo ser vivo, este año 2020 prolifera como jamás, dice la psiquiatra y forense Lorena Novoa, quien plantea la muerte desde su perspectiva profesional, al tiempo que brinda herramientas que permiten asumir este proceso con menos pena.
Se tiene la idea que hablar de la muerte la atrae, pero en algún momento se hace inevitable y ahora más, sostiene Novoa, para quien la situación inédita que se está experimentando con el coronavirus llegó sin la posibilidad de preparación, “y es algo tan difícil, causa tanta incertidumbre que no se sabe si hoy se recibirá una noticia, al otro día otra, y no tenemos la certeza de que vamos a estar protegidos o de tener un tratamiento que pueda ser exitoso, lo que ha llevado a que la muerte se haga presente en el imaginario y pensamiento de la mayoría de personas”, explica la especialista.
Para la psiquiatra en el actual contexto nadie escapa de que un allegado, conocido o familiar se vea afectado por una consecuencia mortal. Dice, que son esas muertes que no se esperaban, que llegaron en un mes, en 15 días.
Niños entienden la muerte a los 7 años
Los adultos mayores eran quienes antes se preocupaban y hablaban más del tema, rememora Lorena Novoa, porque a esa edad empezaban a relacionarse más con la muerte que en otra etapa de su vida, “pero ahora es para todos”.
Explica la psiquiatra, que en el caso de los niños se comienza a tener un concepto de muerte como algo irreversible a partir de los siete años de edad, antes pueden pensar que la persona simplemente se fue y en algún momento va a venir.
“Ya les va a causar sufrimiento porque saben que la muerte es irreversible, comienzan a vivirla con un familiar o sus mascotas y empiezan a sentir que ellos pueden morir, o que sus padres pueden morir”.
En el caso del adolescente, la especialista ilustra que suelen sentirse más protegidos ante la muerte. Son sus razones de vivir la vida en constante cambio y sienten que la muerte es más distante para ellos, por eso muchas veces tienen actitudes temerarias, pero con la nueva realidad llegan a preocuparse.
“La muerte está ahí, presente”
Hay que tener un sentido de realidad, sostiene Lorena Novoa. Para ella, es el momento de entender, por todos, que el ciclo vital se cumple.
“Nosotros a veces vemos la muerte desde otra perspectiva y la vemos normal. Por ejemplo, en la naturaleza es una constante vivir y morir y nosotros lo vemos bien. Plantas que florecen, son hermosas, se acabó su ciclo vital, en eso tenemos más aceptación. Pero, si pensamos que esto es parte también de ese ciclo, que nosotros nacemos, exploramos el mundo, evolucionamos y luego tenemos que partir, hacer ese viaje”.
– ¿Qué se puede hacer ante una situación de muerte en el actual contexto?
– “Nadie quiere perder a un ser querido, ni perder la vida propia, el instinto humano por naturaleza es de conservación, aunque hay momentos en que ese instinto se puede perder en distintas patologías como sufrimientos extremos y es cuando la gente dice: `bueno, ya no quiere preservar mi vida`. Pero vamos a pensar que ese instinto está ahí, y nosotros lo que queremos es preservar la vida, por eso estamos oyendo y captando cómo podemos protegernos y hacemos el aislamiento social, el tapabocas y toda la serie de medidas, tratando de cumplir para cuidarnos a nosotros y nuestros seres queridos”.
– Tal vez en un año no se moría nadie conocido y ahora, ya una persona cuenta seis o más personas cercanas fallecidas en pocos meses, ¿Cómo enfrentarlo?
– “Ahí es donde está la sensación más compleja por la vulnerabilidad. Los seres humanos siempre queremos tener cierto control de la situación, de lo que vivimos del ambiente, de nuestras relaciones y esto se nos descontroló. Estamos siempre pendientes de cuántos están infectados, cuántos fallecieron y obviamente el número nos alarma a nivel local y mundial, y podemos llegar a pensar situaciones angustiosas”.
Explica la psiquiatra que la repuesta del cuerpo, ante esta situación, es la angustia, el insomnio, la tristeza. “Hay gente que siente que todo esto debería acabarse ya y no vivir el sufrimiento día a día, pero debemos recordar que el ser humano tiene una alta capacidad adaptativa y ello es parte de la inteligencia humana. Debemos entender que no podemos tener todo bajo control, pero que tenemos potencial que no hemos explorado, que tenemos una capacidad de resiliencia que tampoco conocemos. Hay momentos en la vida en que no podemos hacer las cosas con toda la certeza como queremos, es como cuando nos estamos dejando llevar por una corriente y hay momentos en que debemos dejar que fluya y buscar la ocasión de hacernos más activos”.
“Busquemos la forma en que nosotros podemos en esta circunstancias nutrir, minimizar la angustia, sentirnos útiles, que la vida sigue y que tiene sentido”, sostiene la doctora Novoa que esta situación pasa por una actitud más positiva y amorosa hacia sí mismos.
Recomienda controlar el miedo, la angustia, la depresión, afirma que esto desmejorar el sistema inmunológico. “Si estamos muertos de miedo o angustia nuestro sistema inmunológico se va a debilitar”.
– ¿Cuáles técnicas pueden emplearse en momentos de angustia, miedo, incertidumbre?
– “Hay cosas tan sencillas que todos pueden aplicar como la respiración, cuando se hace conciencia de este proceso se hace una inhalación profunda, retenemos y exhalamos lentamente por la boca, nos vamos a sentir calmados. También podemos hacer visualizaciones, hay mucha posibilidad de hacerlas guiadas buscándolas en cualquier red social, pueden buscarse psicólogos y psiquiatras que están ofreciendo su apoyo. También recomiendo renovar la fe espiritual de cada uno. Cuidarnos un poco más en la alimentación, realizar actividad física, asolearnos e hidratarnos. Tener una buena lectura. Realizar alguna tarea que antes no pudimos hacer porque no teníamos tiempo, como actividades manuales y mentales, es un momento de autoconocimiento”.
Agrega la psiquiatra que comunicarse con otras personas por teléfono o por redes, es otro recurso a usar. “Hablar de los temas que no se hablan, plantear cómo nos estamos sintiendo, qué hago si me contagio. Esas recomendaciones pueden ser muy útiles”.
En cifras
*En Venezuela las muertes violentas en 2019 sumaron 16.505 casos lo que representan 60,3 muertes violentas por cada cien mil habitantes, según el Observatorio Venezolano de la Violencia (OVV), Roberto Briceño León,
*Los suicidios también se han triplicado en los últimos cuatro años, la tasa oscila entre 9 y 10 casos por cada 100 mil habitantes, fuente OVV.
*Mientras que el gobierno nacional indica que hay 784 muertes por Covid19 para finales de noviembre.
La deuda del duelo
La muerte va seguidos de un duelo, es el procedimiento natural, pero no todos en Venezuela, y menos con la pandemia, han podido cumplir esas fases de la muerte y el posterior duelo, este proceso, dice la psiquiatra Novoa.
“Muchos no han podido hacer el duelo, cuando comenzó la migración masiva, sobre todos los adultos mayores decían `se va mi hijo, mi nieto y no lo veré más`. Han nacido niños en la familia que uno no conoce porque son extranjeros y uno no se sabe si en algún momento se van a conocer, y nos tuvimos también que adaptar a eso”, sostiene.
Para la especialista no está definido si esos procesos particulares del venezolano con la migración obligada los hizo más fuertes o acorazados, o en algún momento esos sentimientos y emociones se evidenciarán, “pero sé, se está llevando con mucha templanza. He visto hijos que mandaron para el entierro de sus padres y no sabemos si ese duelo se va diferir, y tampoco sabemos si en algún momento va a salir a flote”.
No tienen dónde internar pacientes psiquiátricos
-¿El suicidio ha aumentado a raíz de estas nuevas y difíciles circunstancias?
-“Si. Nos llegan más pacientes con esa tendencia y es para nosotros los psiquiatras alarmante porque no tenemos el sitio para dar una contención. Aunque a veces la decisión del suicidio que toma una persona es irreversible y muy fuerte, incluso estando el paciente hospitalizado puede tener el gesto”.
Relata lo preocupante de no contar en Táchira con espacios para internar a quienes lo necesitan por situaciones mentales. “Es preocupante, en estos días tuve un muchacho que lo bajaron prácticamente, estaba por ahorcarse, pero no tenemos el recurso de un espacio para internarlos, UPA (Unidad de Pacientes Agudos del Hospital Central) solo recibe tres pacientes y no hay otro centro para hospitalizarlos en la región. No contamos con ese recurso”.
– ¿Ahora cómo manejan al paciente psiquiátrico que debería internarse?
– “Van a la casa con sus familiares. Pedimos mucha vigilancia, consumo de medicamentos controlados. Mucha consulta telefónica porque no pueden estar viniendo varias veces a la semana, también lo hacemos por redes. Es muy compleja la situación”.