Bruselas, 15 oct (EFE).- Los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea (UE) comenzaron este jueves en torno a las 15.30 hora local (13.30 GMT) una cumbre de dos días en Bruselas, en la que hoy abordarán el estado de la negociación de la futura relación con el Reino Unido y los objetivos comunitarios de reducción de emisiones.
A su llegada, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, reiteró que la UE quiere un acuerdo con el Reino Unido, «pero no a cualquier precio», ya que aseguró que mantener la igualdad de condiciones entre el mercado comunitario y el británico «es una cuestión de equidad y de proteger los empleos en Europa».
El encuentro se desarrollará de manera presencial en Bruselas pese al aumento de las infecciones por coronavirus en prácticamente toda la Unión Europea, que ha hecho que varios Estados miembros reimpongan restricciones para controlar los nuevos brotes.
Las negociaciones con el Reino Unido ocuparán buena parte de la agenda de esta primera jornada de cumbre, en la que se prevé que la Comisión -que negocia en nombre de la UE- informe a los líderes de los avances en estas conversaciones.
A pesar de que los plazos para lograr un pacto se van agotando, Londres y Bruselas siguen alejadas en las cuestiones fundamentales para el éxito de las negociaciones, como la pesca, la gobernanza del futuro convenio o las garantías para asegurar una competencia justa entre las empresas británicas y comunitarias, de forma que unas no tengan ventajas de las que no pueden disfrutar las otras.
Con la postura de Michel coincidió la canciller alemana, Angela Merkel, que a su llegada a la cumbre incidió en que «ambas partes» se deben poder beneficiar de este acuerdo, por lo que el consenso no puede llegar «a cualquier precio», un mantra que también repitió el primer ministro italiano, Giuseppe Conte.
«Es necesario apretar los tiempos, no queda mucho hasta finales de año», dijo Conte.
El primer ministro irlandés, Micheál Martin, puso el acento sobre las grandes cuestiones pendientes en la negociación, como la competencia, la gobernanza y la pesca, una área «muy importante» para Dublín, por lo que pidió que las comunidades pesqueras queden «protegidas» en el acuerdo final mediante un pacto «sensato y justo» sobre las capturas en el mar.
El primer ministro luxemburgués, Xavier Bettel, señaló que es «importante que los Veintisiete sigan unidos» a la hora de negociar con el Reino Unido y afirmó que la UE no sabe «cómo va a continuar» el proceso de divorcio dados los «cambios de opinión vistos en los últimos tiempos, también a nivel legislativo» por parte de Londres.
Por su parte, el primer ministro esloveno, Janez Jansa, confió en que se tomen «las decisiones necesarias que garanticen que la UE actuará de forma unánime y que se consideren los intereses de todos los Estados miembros».
Durante la cena de trabajo, los líderes retomarán el debate sobre los objetivos europeos de reducción de emisiones contaminantes, después de que la Comisión Europea haya actualizado recientemente sus metas y haya fijado el objetivo de reducción parcial -para 2030 respecto a los niveles de 1990- en «al menos un 55 %».
En materia de clima, el luxemburgués recordó que su país es uno de los pocos que se opone a que la energía nuclear sea financiada con fondos europeos, puesto que no es sostenible, y defendió que las ambiciones climáticas comunitarias, como la reducción del 55 %, «no son solo razonables, sino indispensables».
Por su parte, Conte dijo que no se tomarán decisiones en esta cumbre, sino en la de diciembre, y admitió que la reducción del 55 % de emisiones es un «desafío ambicioso», en particular para algunos países cuyas industrias están «mal predispuestas» para esta convergencia.
Precisamente el primer ministro checo, Andrej Babis, apuntó a que su país es uno de los que no puede comprometerse a reducir un 55 % sus emisiones contaminantes para el año 2030 y pidió tener en cuenta que cada territorio tiene un mix energético distinto, por lo que unos tienen más fácil que otros asumir ese objetivo.