La pandemia y sus medidas afectan las economías del mundo, pero lo que sucede en Cúcuta, Colombia, va más allá. Contrario a toda teoría xenofóbica que ha afectado a venezolanos en algunas zonas del país neogranadino, en Cúcuta los extrañan porque de ellos depende económicamente el Norte de Santander, afirma un grupo de comerciantes consultados.
El 2019 fue uno de los mejores años para los cucuteños. El comercio creció entre 20% a 200%, según Gladys Navarro, directora de la Federación de comerciantes del Norte de Santander -FENALCO- “los venezolanos siguen siendo los dinamizadores de la economía cucuteña, la gente ya está llegando es con dólares. El bolívar prácticamente no existe”, declaraba a la prensa colombiana en diciembre 2019.
Mientras que Adolfo Vilcapie dueño del almacén El gigante de la Octava, en Cúcuta, dice que sin los venezolanos no pueden: “extrañamos a los venezolanos, mientras estén cruzando el comercio es bueno. Y si no lo hacen las ventas se bajan en más del 90%. Dependemos de ellos para contar con el sustento diario”.
En la fronteriza Cúcuta comerciantes y empresarios estaban llenos de optimismo para el 2020, expresaba Gladys Navarro. Todo lo que ponían en venta salía debido a la avalancha de venezolanos que cruzaban a comprar lo que no había o estaba muy costoso en su país. En los primeros días de enero entró al Norte de Santander un promedio de 47.000 venezolanos por día, según Migración Colombia, y más del 90% solo iban de compras y retornaba.
El presidente Iván Duque cerró la frontera el 16 de marzo debido a la pandemia del Covid19, con lo que comerciantes como Adolfo Vilcapie dejaron de percibir más del 90% de los ingresos que tenían antes de la medida.
Cúcuta en caída libre
A las puertas de su local con las sillas y mesas recogidas a su espalda, Marisol tiene el calentador encendido para mantener sus buñuelos y el pan de bono -un pan de queso colombiano- “Soy caleña y vendo pan de bono Valluno, pero este mes no he hecho ni para pagar el alquiler, por eso digo que el cierre de frontera no sé a quién afecta más, si al venezolano o al colombiano”.
Casi 50 mil personas que iban a diario a Cúcuta ya no están y eso afecta las grandes cadenas comerciales, así como a los pequeños comercios, como el de Marisol Amaya, a quien las ventas le cayeron más de 80%. Reconoce que es por la cuarentena, pero suma la ausencia de sus clientes mayoritarios, los venezolanos.
Amaya tiene 21 días vendiendo alimentos para llevar, “mis clientes eran en más de 80% venezolanos que venían a comprar aquí. Así se reactive más lo comercial a partir del 25 de mayo, como dijo el presidente, sin venezolanos no será igual el movimiento en Cúcuta”.
Esa presencia de venezolanos sustentó que en 2019 Cúcuta recaudará $73.887 millones en impuesto de industria y comercio, un crecimiento superior en 64% en relación al 2018. Hoy en la ciudad bajaron precios de muchos productos y las ventas no se levantan, se ven carteles de descuentos en supermercados, por ejemplo, pero faltan los clientes.
Esperando el 25 sin aspiraciones
“Nos afecta mucho el cierre de la frontera porque nosotros dependemos de los venezolanos en más de 90%”, reitera el comerciante Adolfo Vilcapie. “El Covid19 nos afecta a todos y tenemos que tener el autocuidado y aprender a convivir con eso hasta que se erradique. De nada sirve tener estos locales abiertos todo el día a partir del 25 de mayo, igual no habrá ventas, porque no hay venezolanos”.
La realidad del Norte de Santander difiere del resto de Colombia, Vilcapie la explica, “si no se abre la frontera puede que se reactive el comercio en el resto de Colombia, pero para Cúcuta no se va a reactivar por el momento”.
El dueño del Gigante de la Octava relata que tenía 14 empleados en su negocio, luego del cierre de frontera se quedó con tres. Abre todos los días su almacén pero no hay ganancia. Infraestructuras comerciales como la suya fueron levantadas para el gran flujo de consumidores venezolanos, y con la frontera cerrada, se hacen casi estériles.
Solo en enero del 2020 se crearon en el Norte de Santander 1.495 empresas, de las cuales 190 fueron comercio al mayor y al menor, reparación de vehículos, industrias manufactureras, alojamientos y servicios de comida, revela la Secretaría de Hacienda
Los hoteles vacíos
Conseguir una habitación en Cúcuta no resultaba tan sencillo en temporadas como carnaval, previo a la navidad o en el viernes negro, los venezolanos viajaban a la ciudad y se quedaban buscando un respiro a lo que sucede, sobre todo en Táchira, donde los servicios públicos son casi inservibles, también iban de compras y por el cierre del paso en horas nocturnas rentaban una habitación.
Según José Restrepo, ministro de Comercio de Colombia, su país tuvo el año pasado la ocupación hotelera más alta de los últimos 15 años, alcanzó 57,8% y estos positivos resultados, dijo, “derivan de la llegada de visitantes no residentes, sobre todo en el Norte de Santander, donde la ocupación promedió 50,42%”, cinco puntos por encima del 2018.
Hace solo 60 días esas cifras se vinieron abajo y el sector hotelero de Cúcuta añora que vuelvan los venezolanos. Ricardo Lozada, administrador del Hotel San Marino Plaza, ubicado en el corazón de la ciudad dice que al menos el 80% de sus clientes son de Venezuela.
“Clientes nos han dicho que le cambiemos el nombre al hotel y le coloquemos la embajada venezolana”, pero con el cierre de la frontera sus clientes no llegaron más.
“El presidente Duque dice que va a reactivar la economía de Colombia el 25, pero con la frontera cerrada eso no se dará en Cúcuta. No solo es este hotel, sino todos, entre el 80 y 100% de sus huéspedes vienen de Venezuela”.
Muchos dueños de negocios subsisten con su comercio, dice Lozada, “en solo dos años con este hotel podemos decir que subsistimos por los venezolanos, gracias a ellos porque el 80 a 90% de nuestra clientela vienen de allá”.
La ocupación del hotel era de 100%, ahora solo alcanza el 5% por la ausencia de venezolanos. “Sé que el gobierno quiere protegernos del corona virus, pero cada uno se tiene que cuidar su salud, no sabemos cuánto pueda durar esto y no podemos estar detenidos tanto tiempo con la frontera cerrada”.
La xenofobia y la economía no ligan
A pesar de que se denuncia por redes muchos casos de rechazo a los venezolanos en Colombia, los comerciantes los extrañan, sobre todo los necesitan en la ciudad fronteriza de Cúcuta.
Rosmar Urdaneta, es trabajador de Doña Pepa, restaurante de comida típica colombiana muy popular entre los venezolanos desde hace años, pero desde el cierre de la frontera a causa de la pandemia las cuentas no van bien.
“Empezamos en el restaurante con la comida a domicilio y esperando que el gobierno del presidente Iván Duque tome medidas que permitan al comercio avanzar, claro, preservando los protocolos correspondientes para que las personas eviten el contagio del Corona virus”, afirma Urdaneta.
Sostiene que mantener el cierre de la frontera es algo grave para el comercio de Cúcuta porque se depende casi totalmente de los venezolanos: “el 80 a 90% de quienes compran aquí son venezolanos, personas que vienen a buscar sus remesas de dinero que le envían sus familiares de otros países”.
Urdaneta es venezolano, emigró a Colombia buscando un mejor destino y sigue trabajando en cuarentena.
Judith Valderrama
Fotos: Ronny Oliveros