Este martes Colombia no abre su frontera con Venezuela, es una decisión tomada por el gobierno de Iván Duque, y se dio a conocer la noche de este lunes. Extendió la apertura con su vecino hasta el uno de septiembre, según decreto 580.
El gobierno de Iván Duque no logró coincidir con el gobierno de Venezuela en la medida, porque del lado venezolano anunciaron cerrado el paso limítrofe sin fechas previstas de abrir.
Pero, Colombia mantenía la apertura para este martes de manera unilateral, como ocurre con Ecuador y Panamá, que mantienen cerrada frontera con la nación neogranadina, a pesar de la apertura ordenada desde Bogotá.
Para el profesor de la Universidad de Los Andes y coordinador académico del CEFI (Centro de Estudios Fronterizos), Francisco Sánchez, no se conoce lo que obligó a Colombia a recular su medida de apertura fronteriza con Venezuela, “lo que hizo fue básicamente lo mismo a los decretos anteriores del cierre, y solo contempla el paso humanitario, medidas de fuerza mayor entre otras, y el paso de mercancía, pero por Paraguchón, límite con el estado Zulia”.
Sánchez recordó que por Paraguachón, al oriente de Maicao, Colombia, será por donde se mantenga el paso de carga pesada y mercancía.
“Lo que pasa es que las fronteras no son puertas que se puede poner cerrojo y ya, menos la colombo-venezolana y tiene 2200 kilómetros de extensión, es muy porosa, por eso se sigue pasando por algún camino con mayor o menor dificultad”.
Si bien es una medida que ha adoptado muchas naciones del mundo debido a la pandemia, afirma Francisco Sánchez que quienes más pierden, en este caso, son los ciudadanos, porque la población sigue pasando, especialmente venezolanos a Colombia, “porque en Venezuela vivimos una crisis humanitaria compleja, que obliga a la gente a hacerse de bienes y servicios de primera necesidad en el vecino país, hablamos de alimentos, medicamentos y distintas patologías graves”, sostiene.
En materia económica el comercio colombiano también es muy afectado porque la población pendular, quien compra menudeo, ya no va en las mismas cantidades, y antes del cierre del marzo del 2020, Migración Colombia calculaba unas 55 mil personas que pasaban a diario solo por el puente Internacional Simón Bolívar, “la mayoría era población pendular que iba y retornaba”.
Trochas siguen siendo la ruta
Lamentó el experto en frontera, que la población deba seguir cruzando por las trochas y someterse a los riesgos que implican esos pasos, “pero la gente sigue teniendo la necesidad de pasar y lo seguirán haciendo, porque más puede la necesidad que el miedo que se pueda tener”.
Mientras que el comercio binacional y transfronterizo, que es más grande, también sufre con el cierre de la frontera, manifiesta Sánchez, “y según cifras de la Cámara Colombo Venezolana, el intercambio comercial, con la frontera cerrada en 2020, alcanzó los 2 mil 200 millones entre ambas naciones. De esos 250 millones fueron de comercio formal, mientras que mil 800 millones dólares pasaron por rutas informales”.
Desde agosto del 2015 no ha sido regular el cruce y no hay movilización vehicular entre ambas naciones, al menos de manera formal, porque por los caminos verdes pasa la población caminando o en carro, de acuerdo a sus posibilidades económicas de cada uno, porque todo es permitido pagando a irregulares que controlan la zona.