Aunque no era nativo de Valera, Germán Hernández, perteneció a esa larga legión de personas que arribó a la comarca, y se enamoró de la pequeña localidad trujillana, debido a sus bondades, hospitalidad, cruce de caminos y otras ventajas que ofrecía la llamada ciudad de las siete colinas, puerta de los andes venezolanos.
Este falconiano pronto echó raíces y se dio a conocer por una gran semejanza con el actor norteamericano Johnny Weissmuller, quien encarnó al inolvidable héroe del celuloide Tarzán, el hombre mono. Hernández se aposentó en la popular avenida 4, antes calle Vargas, lugar de bares, latrocinios, talleres mecánicos, etc.
Precisamente, Tarzán Hernández comenzó a laborar en un taller mecánico; conoció a Rubén Fajardo, otro mecánico e iniciaron una larga amistad como piloto y copiloto en las carreras automovilistas de la época. No se sabe en cuántas competencias intervinieron, pero la fama de ambos se extendió por toda la geografía nacional en representación de la escudería Valera, a causa de la personalidad de Tarzán, sus excentricidades.
Tarzán Hernández, participó en 1948 en la gran carrera Buenos Aires-Caracas que no completó debido a problemas mecánicos; gran cita automovilística que atravesó siete naciones, por carreteras altamente peligrosas; en las que, precisamente, saliendo de Lima falleció el copiloto de Juan Manuel Fangio al caer el auto por un barranco.
En esta carrera se escogió a Valera con la última etapa, la 14, con llegada a Caracas, sobre 675 kms, que largó el 8 de noviembre de 1948. La ganó el argentino Domingo Miramón, gran triunfador de la Buenos Aires-Caracas que fue financiada por Juan Domingo Perón.
Hernández pese a su discreta actuación en la competencia dio a conocer a Valera, en otros confines; fue punto de referencia en el mundo del automovilismo suramericano, que tenía a Argentina como la meca de las grandes citas de la velocidad, tal es así que de allí surgió Juan Manuel Fangio, posteriormente cinco veces campeón mundial.
Tarzán siguió participando en las competencias nacionales al lado de Ali Raschi, Marcelo Barráez, Carmen Guevara, Doña Bárbara y otras figuras de la mecánica nacional.
Años después, en la década de los 60, Tarzán Hernández se asocia con Liborio Rodríguez y dotan a Valera de una empresa de transporte urbano, que cubría los principales sectores y barriadas de la ciudad. Con una tarifa de Bs. 0.25, Tarzán Hernández brindó buen servicio a la comunidad; luego la empresa desaparecería para dar paso al sistema de medianos buses que reemplazó al antiguo sistema.
Tarzán Hernández vivió el resto de sus días en la zona de La Marchantica, .en La Plata, popular sector valerano, donde la gente aun evoca sus hazañas automovilísticas.