Claves sobre el diálogo entre Maduro y Guaidó

Factores políticos en Venezuela “recogieron el guante”. Tras la propuesta del opositor Juan Guaidó de retomar el diálogo como estrategia para salir de la crisis nacional, Nicolás Maduro se mostró dispuesto a iniciar conversaciones, con la mediación de Noruega u otros actores. La alternativa presentada por Guaidó incluye un camino para el levantamiento de las sanciones internacionales, supeditado al cumplimiento de ciertas condiciones electorales

Venezuela inicia nuevamente un acercamiento político que tiempo atrás parecía imposible. El gobernante venezolano, Nicolás Maduro, dijo estar “listo” para reunirse con “toda la oposición”, en respuesta a la propuesta de diálogo presentada públicamente por el líder opositor Juan Guaidó como una alternativa para paliar la crisis de la nación.

Aunque abierto al diálogo, el mandatario venezolano no escatimó en ironía para referirse a la iniciativa anunciada por Guaidó, quien tiempo atrás mantenía una posición mucho más férrea en cuanto a entablar negociaciones con el chavismo.

Venezuela viene de celebrar elecciones legislativas en diciembre del año pasado, las cuales fueron boicoteadas por los principales líderes de la oposición, quienes se negaron a participar alegando que no existían condiciones para que esos comicios fueran justos y legítimos. No obstante, eso puede cambiar con las elecciones regionales y municipales programadas para finales de este año, y que pueden llevar a los opositores a ver en la negociación una forma de mover las fichas del tablero. Aún no está claro si participará el arco principal de la oposición en dichos comicios.

Estas son algunas de las claves de la nueva negociación:

1 LAS PRESENCIAS

La primera gran presencia es la del presidente de la cuestionada Asamblea Nacional (AN, electa el pasado 6D), Jorge Rodríguez. Veterano negociador, ha tenido sentado al otro lado de la mesa de diálogo a todo tipo de detractores. No por casualidad Nicolás Maduro le ha encargado ponerse al frente.

El mayor éxito, por ahora, ha sido sumar al esfuerzo negociador a la Federación de Cámaras y Asociaciones de Comercio y Producción de Venezuela (Fedecámaras), la principal patronal del país. No es un secreto que sus miembros tienen posturas, mayoritariamente, opositoras, por lo que los empresarios pueden ser una pieza clave.

Entre los políticos, por ahora, no hay muchas presencias. Se han sumado pequeños sectores, casi sin representación real, que ya negociaron con el Gobierno en un proceso que fue despectivamente llamado «mesita» por su escasa trascendencia. También están aquellos disidentes que acudieron a las pasadas legislativas y sindicatos con posturas que pudieran matizar las fórmulas homogéneas del chavismo.

2 LAS AUSENCIAS

Por ahora, este es un espacio con muchos huecos. Poco probable parece que el sector que lidera Juan Guaidó, cada vez con menos simpatizantes, se le sume al diálogo el ala radical ejemplificada por María Corina Machado, quien parece poco dada a mostrar una visión incluyente hacia la sociedad que le permita sentarse con los chavistas.

Los ojos también están puestos en otros líderes que, en público o en privado, se oponen a un liderazgo al que algunos aspiran dar toques de mesianismo hacia la figura de Guaidó. Entre ellos destaca Henrique Capriles, que ya se sentó en 2020 a dialogar con el Gobierno, con la mediación de la Unión Europea, cuyo logro fue: la liberación de 50 presos políticos.

Algo más desconocidos fuera de Venezuela son Stalin González, de la formación Un Nuevo Tiempo, y Henry Ramos Allup, de Acción Democrática. El primero se unió a Capriles en la negociación de 2020, y el segundo, un viejo “zorro” político, guarda un “peculiar” equilibrio en los últimos meses.

3 EL MUNDO

Trump jugó un papel fundamental en la apuesta de Guaidó entre 2019 y 2020 y son muchas las voces que dicen que fue quien rechazó siempre las posiciones de diálogo.

Con un nuevo inquilino en la Casa Blanca, alejado de las posiciones extremistas de su antecesor, y dos vecinos -Brasil y Colombia- más pendientes de la pandemia que de Venezuela, Estados Unidos puede optar por una postura más ambivalente. O al menos, no obstaculizar una salida negociada.

Sin embargo, el rol preponderante que comenzaba a jugar la Unión Europea tras los contactos de 2020 saltó por los aires con la última jugada de Maduro: expulsar a la embajadora comunitaria en Caracas. Los 27 europeos parecían clave a la hora de engrasar la maquinaria del diálogo, pero, tras ese agravio del mandatario, está en duda su implicación, lo que dificultaría la negociación.

 

4 EL HORIZONTE ELECTORAL

Este año se celebrarán elecciones a gobernadores, legisladores, alcaldes y conejales, unos comicios con un nuevo Consejo Nacional Electoral (CNE) y en el que los contrapesos de cada partido en las regiones pueden mover las posiciones.

De cara a esos comicios, varios actores políticos pueden tratar de reconfigurar la oposición renovando el liderazgo, desde lo local hasta lo nacional, y provocar un temblor en un bloque antichavista cada vez menos homogéneo.

Más allá de satisfacer egos personales, muchas son las voces, como la del propio Capriles, que piden aprovechar los huecos que deja lo que, para todos ellos, es una «dictadura» chavista.

 

5 EL SECRETO

«Si alguien quiere que la reunión sea secreta, será secreta», dijo Rodríguez tras reunirse con Fedecámaras. Más que un anuncio, el presidente de la AN hizo una advertencia a propios y extraños: una cosa es lo que se ve en público y otra lo que pasa entre bambalinas.

Ya en los diálogos de 2020, Capriles y González -antigua mano derecha de Guaidó- trabajaron discretamente y en silencio hasta que se hicieron públicas las excarcelaciones.

Además de la confidencialidad que le da a la negociación, también permite a los actores políticos interesados mantenerse en un segundo plano hasta que lo consideren oportuno y, por tanto, puede sumar a algunos de esos nombres que están en boca de todos, decantando la balanza hacia la negociación.

UN DIÁLOGO CON CONDICIONES QUE PODRÍA LLEVAR AL LEVANTAMIENTO DE LAS SANCIONES INTERNACIONALES

En un mensaje difundido a través de sus redes sociales el martes 11 de mayo, el líder opositor Juan Guaidó abrió la puerta al diálogo con el Gobierno de Nicolás Maduro para ayudar a Venezuela a salir de la que calificó como “la peor crisis de toda su historia” y alcanzar “un acuerdo para salvar” al país.

En ese sentido, Guaidó apeló a “ofrecer incentivos al régimen” para que acceda a las peticiones opositores, incluyendo “el levantamiento progresivo de sanciones” internacionales.

Este punto estaría supeditado a una serie de condiciones, que incluyen la elaboración de un cronograma de elecciones presidenciales, parlamentarias, regionales y municipales “libres y justas” con observadores internacionales y garantías democráticas, así como la liberación de detenidos y la entrada de ayuda humanitaria internacional y de vacunas contra la COVID-19.

Noruega participó como mediador en las negociaciones entre delegados de Maduro y Guaidó en Oslo y Barbados entre mayo y agosto de 2019, diálogos que colapsaron luego de que los representantes del Gobierno se retiraran en rechazo al endurecimiento de las sanciones de Estados Unidos contra el vital sector petrolero de Venezuela.

FILE PHOTO: Venezuelan President Nicolas Maduro in Caracas, Venezuela, December 8, 2020. REUTERS/Manaure Quintero/File Photo

¿QUÉ MOTIVA EL CAMBIO DE ESTRATEGIA DE JUAN GUAIDÓ?

Guaidó surgió como figura fuerte de la oposición de Venezuela a inicios de 2019 cuando, en su condición de presidente de la Asamblea Nacional, se declaró mandatario interino del país tras considerar inválidos los resultados de los comicios del año anterior que habían decretado la reelección de Nicolás Maduro.

Aquella declaración llevó a Guaidó al centro de la escena y fue respaldada por Estados Unidos, la Unión Europea y decenas de países. Ese reconocimiento fue acompañado de estrategias de presión para forzar la salida de Maduro del poder, principalmente con las sanciones internacionales, y generó masivas protestas sociales detrás de la figura del opositor.

Pero aquel movimiento fue incapaz de desestabilizar a Maduro, que mantuvo el respaldo de las Fuerzas Armadas y de aliados como Rusia, China y Cuba.

La falta de resultados ha provocado un desgaste en Guaidó, con el respaldo de las calles licuado, el surgimiento de grietas en el frente opositor y sin la misma firmeza en el apoyo desde el exterior.

En este escenario, Guaidó dio un giro de 180 grados a su estrategia y abrió la puerta al diálogo como una alternativa para recuperar el protagonismo perdido.

Una propuesta que rechazó hace tan solo meses, cuando se instauró la mesa de negociaciones en el Parlamento, a pedido de Nicolás Maduro.

En este contexto, el líder opositor también quedó a contramano en su posición respecto de la nueva conformación del Consejo Nacional Electoral (CNE), integrado por tres rectores chavistas y dos opositores. La medida fue catalogada por Guaidó como una “supuesta concesión” para dividir a la oposición, pero recibió un guiño, con reparos, de la Unión Europea –que la consideró un “primer paso”- a nivel internacional, mientras que a nivel nacional contó con el respaldo de la principal patronal del país, Fedecámaras, y de otro de los referentes opositores, Henrique Capriles, entre otros. Es este preciso proceso comicial que pareciera haber obligado a moer piezas en el tablero político venezolano.

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Por: Alexander González

IG: @AlexGonzalezDigital

Con información de Con EFE y Reuters

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