Cuando los pueblos se dejan gobernar por regímenes populistas estos terminan por adoptar, como política de Estado, el rentismo. Estos, con sus manipulaciones fiscales, monetarias y cambiarias empieza a servirse de los Bancos Centrales (privados de sus autonomías) para que financien los déficits fiscales con la emisión de dinero inorgánico; manipulación que se convierte en la madre de la inflación que conduce a la hiperinflación. Proceso que se convierte en un connubio colaboracionista con las fuerzas políticas que se alinean con el régimen imperante, que siempre viene acompañado de la formación de monopolios públicos y privados con la imposición de controles y regulaciones de precios, con la cual van estatizando a la economía y destruyen las fuentes de riquezas sostenibles que es la producción y distribución de bienes transables.
La inflación, por una parte, a causa del elevado aumento de la circulación de dinero sin respaldo impulsa un acelerado crecimiento de la demanda que, por la otra, las políticas contractiva generalizada por el modelo económico adoptado por el régimen, causa una progresiva disminución de la oferta cuyo resultado es (la inevitable alza en los precios) y la caída progresiva del poder adquisitivo de los asalariados. Situación que se complementa con un nivel creciente de corrupción que conduce a una secuencia involucionista que castiga, como nos ha venido ocurriendo dramáticamente, y a todos los pueblos que han caído en el engaño de falaces promesas.
Esta es lo que nos ha llevado el chavismo, con la “promesa” hecha por Chávez a Fidel Castro en 1994 de llevarnos al mar de la felicidad que “disfrutaban” los cubanos (No habíamos entendido que el mar de la felicidad era y es el que sufrían y sufren los cubanos bajo el castrocomunismo). Modelo político que el castrochavismo adoptó como política del régimen en Venezuela, para que los castristas se nutrieran del petróleo venezolano. Es por ello que bajo a este cuadro de crisis generalizada que afecta a todos, a excepción de los enchufados privilegiados y colaboracionistas del régimen, que las encuestas de opinión reflejan que el 80% de rechazo al régimen por lo cual resulta del todo inconcebible el resultado dado por el Consejo Nacional Electoral CNE de las últimas elecciones regionales, que muchas opiniones definen como un “arreglo” escondido para mantenerse en el poder, y al mismo tiempo aceptarlas a la oposición un estatus político y el ejercicio de una oposición mediatizada.
Dudas que deben ser aclaradas por los dirigentes de la oposición para que recuperen credibilidad y sostenibilidad con un liderazgo transparente y auténticamente democráticos. Es un imperativo que, frente a tantas dificultades la oposición lo demuestre con autenticidad, porque es indispensable, para la reconquista de suposición opositora y la posibilidad de llegar a una forma de gobierno que la mayoría reclama, para alcanzar niveles sostenibles de bienestar y en paz.