La crisis social y económica ha incrementado la inseguridad. Algunas personas, en vez de buscar modos de salir adelante honradamente, se han dedicado a la delincuencia. Situación que mantiene en alerta a la ciudadanía, en especial cuando salen al centro de la ciudad. Los malhechores se han dado a la tarea de hurtar y robar a los incautos.
Una víctima contó al Diario de Los Andes, cómo un joven, de unos 20 años, la tropezó en las cercanías del boulevard El Ajedrez. Ni siquiera se detuvo a levantarla. Ella pensó que se trataba de un muchacho mal educado, pero otra persona -un comerciante de la zona- le preguntó ¿qué le habían robado? La dama pensó que era una broma del hombre, pero al revisar sus bolsillos, se dio cuenta de la ausencia de su teléfono.
Nuevo modus operandi
Se trata de un nuevo modo de operar de los carteristas, quienes se colocan estratégicamente en las zonas donde se aglomeran grandes cantidades de personas (paradas del transporte público, sobre todo en horas pico). Miran a las posibles víctimas y luego de detectar dónde guardan sus celulares, proceden a atacarlos. Un simple tropiezo, empujón o acercamiento inapropiado, pueden ser índices de la acción criminal. En consecuencia, se advierte a las personas a estar alertas. Colocar sus pertenencias en lugares seguros (dentro de carteras y bolsillos delanteros), incluso evitar sacarlos en la calle.