El ritmo al que están llegando a Colombia inmigrantes venezolanos se duplicó en los últimos dos años; ocho de cada diez tienen como máximo educación secundaria, y uno de cada cinco tiene menos de 11 años de edad.
Un análisis llevado a cabo por la Universidad del Rosario con base en las encuestas de hogares del Dane encontró que en dichas encuestas se han detectado casi 350.000 venezolanos asentados en el país que han llegado desde el 2011.
El análisis muestra el aumento del ritmo de llegada de personas desde Venezuela, lo que genera interrogantes sobre la presión tanto en el mercado laboral como en los servicios de salud y educación.
De acuerdo con el estudio ‘Características de los migrantes de Venezuela a Colombia’, del Observatorio Laboral de la Universidad del Rosario, en salud, solamente el 36,96 por ciento de los migrantes más recientes tienen acceso, mientras que entre quienes llegaron entre hace más de dos y menos de cinco años, el acceso sube al 71,83 por ciento.
Colombia es, pues, uno de los primeros destinos que los venezolanos tienen en mente por aspectos como la cercanía, la apertura de fronteras que les ha brindado el país y por los lazos de familia y amistad que unen a muchos, en el éxodo exacerbado por la crisis política y social de Venezuela.
Según el informe, los migrantes de Venezuela llegados entre el 2011 y el 2016 son 348.312 personas, pero casi la mitad –el 47,11 por ciento, o 164.086 personas– arribaron en los últimos dos años, 2015 y 2016. El otro 52,89 por ciento (184.226 personas) habían migrado hace más de dos años y menos de seis (antes del 2015 y luego del 2011).
La aceleración del paso de personas en los años más recientes resalta la dramática dimensión del fenómeno, pues en dos años migraron tantas personas como habían migrado en los cuatro años anteriores.
Juan Carlos Guataquí, líder del estudio del Rosario, considera que la motivación de este trabajo es hacer un llamado de atención para dejar de ignorar esa tendencia migratoria tan alta y entender lo que puede pasar en Colombia a medida que la situación en Venezuela empeore.
“El que ya en los últimos días Panamá, sin tener la cercanía geográfica que nosotros tenemos, haya decidido exigirles visa a los venezolanos es un indicador interesante”, agregó el investigador.
Para él, así mismo, estas dos oleadas de migrantes tienen características distintas. Los que lo hicieron hace más de dos años y menos de seis tenían mejores condiciones económicas frente a los que llegaron hace poco tiempo, y con el tiempo ese capital humano puede seguir siendo inferior entre más se agudice la crisis en el país vecino.
Y aquí se debe analizar una situación cultural adicional y que tiene un doble discurso, según Guataquí. De acuerdo con algunos estudios, los colombianos reciben de la mejor manera a los extranjeros, pero con la idea de que visiten el país durante unos días y se devuelvan a sus lugares de origen.
“Nosotros hemos hecho estudios para la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y el Ministerio del Trabajo sobre el perfil del ejercicio laboral de una ocupación, y en Colombia es durísimo ejercer una profesión para un extranjero”, agregó Guataquí.
La mayoría solo ha llegado hasta bachillerato
En el estudio se indica que la población inmigrante de Venezuela no se caracteriza precisamente por presentar niveles educativos muy elevados, puesto que más del 80 por ciento tiene como máximo educación secundaria.
Sin embargo, el grupo de venezolanos que arribó al país más recientemente muestra una mejora relativa en su nivel educativo. Aquí se reduce el porcentaje de esos migrantes con educación primaria o menor, y se incrementa el de los que cuentan con educación secundaria o superior.
Para Juan Carlos Guataquí, líder de este equipo de investigadores, es preocupante el efecto de que esté llegando mucha gente no particularmente calificada en determinados lugares de Colombia.
Así mismo, le parece inquietante que ni este ni cualquier otro estudio haya tenido la posibilidad de mirar cómo era la población laboral venezolana en su país, si tenían doctorados o si eran personas con formación técnica (como los que estaban ligados a la industria del petróleo y que representan un porcentaje mínimo).
Desempleo de los recién llegados
La investigación también revela que en materia laboral, el momento de la migración es clave: “Mientras que el 67,32 por ciento de los migrantes que llegaron a Colombia hace más de dos años y menos de cinco están ocupados, la ocupación de los que llegaron hace menos de dos años es menor en 10 puntos porcentuales (57,2 por ciento) y el porcentaje de desempleados, mayor”.
Así, el desempleo para los venezolanos llegados entre 2011 y 2014 es de 10 por ciento, mientras que para los llegados entre 2015 y 2016 es de 15,7 por ciento.
Principales destinos de los inmigrantes
Mirando los resultados de los datos por departamentos, se evidencia que la mayor proporción de inmigrantes de Venezuela está en Norte de Santander, con 16,1 % de los de corto plazo y 14,31 de los recientes. En ese mismo sentido le sigue Atlántico (15,91 y 14,72 por ciento). Bogotá, por su parte, es otro de los destinos que se destacan, con 11 por ciento de migrantes de ambas oleadas.
Los autores señalan que la información relacionada con Norte de Santander se explica por su cercanía geográfica de frontera con Venezuela, mientras que el caso de Atlántico resulta notorio, dada su menor extensión geográfica e intensidad demográfica.
Una realidad que para Guataquí se debe observar con cuidado, teniendo en cuenta que “Cúcuta es un hervidero, por su alta informalidad, así como por la dependencia económica con la frontera y por ser el primer punto de llegada de los migrantes”.
Otro dato que se desprende del estudio señala que la estructura de los migrantes de Venezuela, al analizarse por género, muestra que el porcentaje de hombres (más de 51 por ciento) es mayor al de las mujeres, una proporción muy similar al porcentaje estructural.