El paso por las trochas continúa siendo una realidad en la frontera colombo- venezolana a pesar de la apertura comercial y vehicular. Aunque fue una de las mayores promesas de los representantes de gobierno de ambas naciones, el cierre de los pasos irregulares sigue siendo una utopía.
Diario de Los Andes estuvo en la trocha conocida como “La Platanera”, ubicada en Villa del Rosario, Norte de Santander- Colombia. Aunque el movimiento de carretilleros por la zona es menor a los que transitaban anterior a la apertura del paso, el movimiento se sigue dando. Bicicletas con torres de mercancía, carretillas y motocicletas sin motor, empujadas por dos personas, son parte del movimiento “comercial” habitual. Todo con el objetivo de no someterse a la revisión de la Guardia Nacional (GN) venezolana, de los funcionarios de Migración y Servicio Nacional Integrado de Administración Aduanera y Tributaria (Seniat).
La mercancía más visible son cauchos, papel en cantidad para reciclaje y chatarra. Quienes la cruzan pasan sorteando vías de piedra y arena, desniveles de terreno, pozos de agua de lluvia, y las revisiones de la Policía Metropolitana de Cúcuta que hacen con cierta frecuencia.
También hay quienes transitan solos o con pocas bolsas porque se les hace más cómodo, y unos más que por falta de papeles sea cédula de identidad o partida de nacimiento de sus hijos, prefieren cruzar por las trochas. Reconocen que es un riesgo, pues aseguran que son grupos al margen de la ley los que allí actúan, pero prefieren hacerlo a que les quiten a sus hijos las autoridades de ambas naciones.
A lo largo del camino se observan viviendas marcadas presuntamente por el Ejército de Liberación Nacional (ELN) con la frase “ELN presente”, aunque no son recientes, se mantienen. Los dueños de las viviendas no las han retirado.
A unos 150 metros del río Táchira, hay una especie de basurero improvisado. Allí se consigue ropa abandonada, maletas, cholas crocs y todo tipo de elementos que van dejando quienes por allí transitan. En la mitad del río hay quienes venden refrescos, pero también autoridades venezolanas y personas no identificadas que hacen la custodia.
Fuente de empleo
José (66 años) transitaba con una carretilla por la trocha. La consiguió abandonada mientras cargaba de noche refrescos por el río, la arregló como pudo y convirtió en su fuente de empleo. Con ella gana son entre 10.000 y 20.000 pesos diarios.
“Por aquí tenemos menos problemas. Usted sabe que todo lo que funciona aquí es factor económico, si no hay plata no hay nada, entonces así toca. En los puentes hay que colaborar. Yo me dedico a llenar esta carreta cuando hay carga, lo que haya hay que traerlo para ganarse uno la comida, porque aquí no hay fuentes de trabajo de ninguna otra especie. Cuando estaba cerrado el puente nos iba mejor, pero ahora que lo abrieron unos ríen, pero otros lloran”, expresó.
José forma parte de la migración pendular que se ve a diario por las fronteras colombo venezolanas. Trabaja todo el día cruzando las trochas de un país a otro y duerme en Venezuela, porque consiguió cuidar una casa sin tener que pagar alquiler, y así lo que se gana lo usa solo para alimentarse.
“No tengo papeles”
María (seudónimo) tiene 18 años. Cruzaba por la trocha con su hijo de meses de nacido, porque le tiene miedo al puente ya que aunque es colombiana, vive en Venezuela, pero no tiene papeles.
“No tengo el comprobante para poder pasar por el puente y me da miedo que me regresen por el puente. Me da más miedo cruzar por el puente. Me da miedo que me regresen por falta de papeles o me da miedo que me quiten el niño porque no está registrado por aquí”.
Está clara que en las trochas se presentan situaciones peligrosas desde el punto de vista físico, pero se siente más segura en cuanto a papeles. “Hay riesgos y peligros tanto por la trocha, como por el puente”.
Desaparición de venezolanos
El diputado de la Asamblea Nacional (2020) e integrante de la Comisión de Frontera, Juan Carlos Palencia manifestó que no sólo continúa el paso por las trochas, sino la presencia de bandas criminales, quienes manejan intercambio económico, bares clandestinos, trata de personas y violación de derechos humanos, que han llevado a la desaparición de 200 venezolanos.
Indicó que en las trochas han aparecido cadáveres de venezolanos y de ciudadanos no identificados, que han sido víctimas de las irregularidades que ocurren en estos espacios.
“El llamado a la fuerza pública venezolana es claro, que desalojen a todos estos individuos y bandas criminales que actúan en esta línea limítrofe, porque le están haciendo daño a Venezuela, le están haciendo daño a Colombia, sigue la ilegalidad, sigue el paso de mercancía por debajo del puente que no tributan en la Dian y que no tributan en el Seniat. Como dijo el presidente de Colombia, Petro, las trochas tienen que acabarse, las trochas tienen que cerrarse, porque vemos que todavía se sigue delinquiendo”, expresó.
Palencia advirtió que hay funcionarios públicos que se niegan al cierre de trochas, por lo que exhortó a las autoridades de Venezuela y Colombia a enfrentar a esos grupos que se niegan a desarrollar la legalidad en la frontera.
“Vemos que también hay preocupación de la gente de a pie, producto de ese acoso que algunos funcionarios militares, específicamente la Guardia Nacional, y funcionarios policiales como la Policía Nacional Bolivariana, los policías de migración, ejercen sobre los tachirenses y ciudadanos colombo venezolanos que van y usan la frontera para comprar medicamentos, mercado, bienes y servicios, porque es un matrillo constante y una matraca constante. El llamado es a la Zodi a que retire estos funcionarios corruptos que hostigan al pueblo, que los persiguen, que los matraquean”.
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Operativos
Ante los problemas de seguridad que enfrenta desde hace semanas el Norte de Santander, funcionarios militares y policiales hacen despliegues de revisión de documentos y de los ciudadanos.