El estadista británico Winston Churchill (1874-1965) fue uno de los más importantes líderes políticos mundiales del siglo XX.
Su legado ideológico es complejo, porque fue sumamente conservador y defendía las pretensiones colonialistas británicas, pero por otro lado jugó un valioso papel crucial para derrotar a Adolfo Hitler (1889-1945). En efecto, Neville Chamberlain (1869-1940) fue Primer Ministro de Gran Bretaña entre 1937 y 1940, y tuvo una política de ‘apaciguamiento’ con Hitler. En tal sentido, en el ‘Pacto de Munich’ el 29 de septiembre de 1938, Gran Bretaña, Francia, Italia y Alemania acordaron conceder a Hitler que se apoderara de la región checoeslovaca de Sudenterland, sin consultar a Checoeslovaquia. Chamberlain regresó a Inglaterra y en su discurso el 30 de septiembre de 1938 ante una entusiasta multitud en 10 Downing Street dijo: “Mis queridos amigos, esta es la segunda vez en nuestra historia que ha llegado la paz con honor desde Alemania hasta Downing Street (…) Y ahora yo les recomiendo que vayan a casa y duerman tranquilamente”. Pero Churchill no compartía esa política de apaciguamiento ni sus ilusiones. Así, en su discurso en la Cámara de los Comunes el 2 de octubre de 1938 dijo: “Un apaciguador es alguien que alimenta a un cocodrilo con la esperanza de que será el último en ser comido por él”. Asimismo, hay una cita muy divulgada según la cual Churchill dijo: “Usted pudo escoger entre la guerra y el deshonor. Usted escogió el deshonor y usted tendrá guerra”. Pero esta cita no es exacta. Lo que más se le acerca es lo que Churchill escribió en una carta el 13 de septiembre de 1938 a su amigo Lord Moyne: “Parece que estamos muy cerca de escoger entre la guerra y la vergüenza. Mi sensación es que nosotros escogeremos vergüenza, y entonces tendremos Guerra poco después en términos más adversos que en el presente” (1). Ciertamente la historia le dio la razón a Churchill. En marzo de 1939 Hitler también invadió Bohemia y Moravia, y el 3 de septiembre de 1939 Gran Bretaña declaró la guerra a Alemania. Chamberlain renunció cuando Alemania invadió los países bajos y Churchill asumió como Primer Ministro en mayo de 1940. En su primer discurso como Primer Ministro el 13 de mayo de 1940 en la Cámara de los Comunes pronunció sus memorables palabras: “Yo no tengo nada que ofrecer, sino sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor (…) ¿Cuál es nuestra política? (…) Librar una guerra contra una monstruosa tiranía jamás sobrepasada en el oscuro catálogo de los crímenes humanos (…) ¿Cuál es nuestra meta?. Yo puedo responder con una palabra: Victoria – victoria a pesar del costo que sea, victoria a pesar del terror, victoria no importa cuán largo y duro sea el camino”.
Igualmente, en los momentos más terribles para Gran Bretaña en la Segunda Guerra Mundial, después de la evacuación de tropas británicas y francesas en Dunkerke entre el 26 de mayo y el 4 de junio de 1940, Churchill pronunció el 4 de junio de 1940 su discurso en la Cámara de los Comunes: “Defenderemos nuestra isla a cualquier costo. Lucharemos en las playas, lucharemos en las zonas de desembarco, lucharemos en los campos y las calles, lucharemos en las colinas. Nosotros nunca nos rendiremos”. Luego en su discurso en County Hall, Londres, el 14 de julio de 1941 dijo: “El pueblo de Londres con una sola voz le diría a Hitler: ‘Usted ha cometido todo tipo de crímenes (…) Nosotros no tendremos tregua o diálogo con usted”. Luego en su discurso en Harrow School el 29 de octubre de 1941 dijo: “No hablemos de los días más oscuros; hablemos más bien de los días de mayor firmeza. Estos no son días oscuros: Estos son grandes días”.
La historia evidencia que con dictaduras totalitarias de cualquier tipo, la actitud más realista es la de Churchill. NOTA: (1) ‘Churchill by Himself: The Definitive Collection of Quotations’ (2008). Richard Langworth (Editor).
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