Pekín, 11 dic (EFE).- China anunció hoy que priorizará en 2026 la construcción de un «fuerte mercado doméstico» y la expansión de la demanda interna, según las conclusiones de la Conferencia Central de Trabajo Económico, un importante cónclave anual en el que las autoridades debaten sobre los objetivos económicos oficiales de cara al siguiente ejercicio.
La reunión, encabezada por el presidente chino, Xi Jinping, y celebrada a puerta cerrada este miércoles y hoy, apuntó que China intensificará las medidas para impulsar el consumo, incluido un plan para «elevar los ingresos de los hogares» y «retirar trabas que limitan el gasto» con el fin de «liberar el potencial del consumo de servicios», recogió la agencia estatal Xinhua.
Cabe recordar que, aunque esta reunión se debata sobre ello, las autoridades chinas no divulgarán objetivos concretos sobre crecimiento, déficit, inflación o desempleo hasta la celebración de la cumbre anual de la Asamblea Nacional Popular (ANP, Legislativo), que suele tener lugar a inicios de marzo.
El encuentro marca las prioridades económicas para el arranque del nuevo plan quinquenal, que regirá la segunda economía del mundo el próximo lustro.
Según la nota oficial, Pekín reforzará los ajustes anticíclicos y cruzados, combinará apoyo político y reformas y mantendrá una orientación monetaria centrada en un crecimiento estable y en una moderada recuperación de los precios, en línea con señales recientes del Politburó, el segundo escalafón de poder en el seno del Partido Comunista Chino (PCCh, gobernante).
Las autoridades emplearán de manera «flexible y eficiente» herramientas como «reducciones de coeficiente de reserva» y «recortes de tipos» para «mantener una liquidez abundante».
La Conferencia subraya, asimismo, que China mantendrá «básicamente estable» el tipo de cambio del yuan y que las instituciones financieras deberán aumentar su apoyo a la innovación tecnológica, a las pequeñas y medianas empresas y a la expansión de la demanda.
Del lado fiscal, el documento exige «disciplinas estrictas en materia financiera» y reclama a los organismos del Partido y del Gobierno que «vivan con austeridad», al tiempo que insta a «resolver las dificultades financieras de los gobiernos locales».
La Conferencia señaló también que actuará para frenar la llamada «involución», un fenómeno que en China describe la combinación de una competencia extrema, especialmente a través de guerras de precios y márgenes cada vez más estrechos, con una demanda interna débil.
La crisis inmobiliaria, que ha vuelto a recrudecerse en las últimas semanas, figura entre los principales desafíos señalados por la Conferencia.
Pekín aboga por estabilizar el mercado, reducir inventarios, aumentar la oferta de vivienda asequible y avanzar hacia un «nuevo modelo» de desarrollo del sector.
El documento menciona también la necesidad de abordar «riesgos en áreas clave».
El comunicado insiste en que, pese a los «viejos y nuevos desafíos», la economía china mantiene unas «bases sólidas» para un crecimiento de largo plazo.
El cónclave se produce en un contexto marcado por la debilidad de la demanda interna, la citada crisis inmobiliaria o la amenaza de la deflación en la segunda economía del mundo, cuyas autoridades han hecho énfasis en los últimos meses en espolear el consumo.
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