Centro de Historia: Reliquia venerable, y que en un oscuro amanecer, la barbarie acabó con la identidad trujillana

Historias de Vida

 

 

LOS MUROS DE LA MEMORIA (III)

 

Elvins Humberto González

elvin5050@gmail.com

Escribió en una oportunidad el Dr. Pedro Emilio Carrillo, que entre los restos del pasado quedaba en pié, para honra y prez de la ciudad de Trujillo, esa sencilla y amplía casona colonial, que la huella de los héroes transformó en venerable reliquia; que sus paredes son memoria viva de grandes acontecimientos que señalaron caminos de libertad. El pueblo la bautizó desde el 15 de junio de 1813 con el nombre de «La Casa de la Guerra a Muerte», señalando así el más extraordinario de los hechos allí cumplidos. Un recinto emblemático por demás, el cual en cuatro memorables ocasiones sirvió de albergue al Padre de la Patria; este espacioso salón veló su sueño, cobijó su cuerpo fatigado y fue mudo testigo del más tempestuoso de sus dramas espirituales.

Por eso al atravesar su umbral sentíamos que el espíritu se inunda de un extraño sentimiento de emoción y de respeto, que nos sobrecoge y nos conmueve.

Fueron dos eminentes trujillanos los protagonistas a quienes le corresponde la honra de haberla rescatado de la bochornosa y abominable destrucción, que terminó con la mayor parte de los venerables y ruinosos monumentos que ornaban la ciudad de Trujillo, Numa Quevedo, adquiriéndola para el patrimonio nacional; fundó en ella el Ateneo, institución ilustre que desde entonces no cesó de rendir hermosos frutos, y Mario Briceño Perozo, quien durante su corta, pero brillante actuación al frente de la primera magistratura del Estado, construyó un magnífico edificio para el Ateneo y creó el Centro de Historia en 1958, que funcionando en ella, se llegó a convertir en celoso guardián de la reliquia histórica y desde allí mantuvo vivo el culto por nuestro pasado glorioso.

 

Negro amanecer de un hecho abominable

Lastimosamente, lo anteriormente  expuesto cambió radicalmente desde el abominable hecho acaecido durante el negro amanecer del 16 de diciembre de 2010, cuando; el radicalismo enfermizo, la insensatez, echaron a la basura todo lo relacionado a nuestro pasado, a nuestra identidad con Estado de tanto momento gloriosos, derrumbando así años de trabajo y lucha que hombres y mujeres llevaron adelante generación tras generación. Trujillo quedaba desde esa fecha sin historia ni identidad. Ese atentado logró que ese sentimiento por el Centro de Historia o Casa de Guerra a Muerte, se lo llevara la corriente del rio Castán y que su contenido parara en el vertedero de Jiménez, sin importar el daño patrimonial y moral ocasionado a la entidad, como epicentro de gran parte de la historia independentista de Venezuela. Nada de eso importó, las mentes sesgadas solo enfocaban saciar sus apetencias personales y derrumbar a como diera lugar los muros de nuestra memoria.

El Centro de Historia desde su creación fue un ente de carácter público, creado por Don Mario Briceño Perozo cuando fue gobernador del Estado en 1958, un dato que los tomistas a pesar de estar vinculados con el gobierno regional desconocía.

 

Honras para los fundadores

Es propicio recordar y honrar a los pioneros y miembros fundadores de CHET: Dr. Andrés Lomelli Rosario, Dr. Ramón Urdaneta Braschi, Don Alberto La Riva Vale, Presbítero Rafael María Villasmil, Bachiller José Felipe Márquez Cañizalez, Don Segundo Joaquín Delgado, Dr. Marcos Rubén Carrillo, Don Gilberto Quevedo Segnini, Dr. Ramón Urdaneta Bocanegra, Don José Godoy Graterol, Dr. Emilio Batoni Heredia, Presbítero Vicente Valera Márquez, Don Elbano Pardi, Dr. Luis Fernando Mendoza, Dr. Manuel Andara, Dr. Hugo Santos, Dr. Humberto González, Don José Armenio Núñez y Dr. Antonio Felipe Araujo. Personalidades que merecen el agradecimiento eterno, conocer y divulgue el legado que dejaron con un recuerdo perenne.

Las directivas de CHET siempre trabajaron ad -honorem, ejerciendo la guarda y custodia del Museo Cristóbal Mendoza y de las dos  Bibliotecas. La Junta Directiva vigente para el momento del Decreto del Gobernador Hugo Cabezas (2010) del Centro de Historia de Trujillo estaba conformada de la siguiente forma: Diana Rengifo (Presidenta) y se hacía acompañar por: Francisco González Cruz, (Primer Vice-Presidente), Margoth Carrillo de Zambrano (Segunda Vice-Presidenta), Alí Medina Machado (Secretario-Tesorero), Omar Araujo (Bibliotecario), Carlos Briceño Vásquez (Vocal).

 

Organismo para el resguardo

El Centro de Historia de Trujillo se creó como el organismo para el resguardo del patrimonio cultural e histórico del estado, la proyección de la historia nacional y regional y el rescate de las personalidades, de los personajes y del patrimonio arquitectónico y cultural de toda la región.

 

Todo amparado en el decreto 707

Es importante recordar que lo sucedido desde el 16 de diciembre de 2010, y que llevó a la ocupación de la sede del Centro de Historia del Estado Trujillo, fue producto del decreto número 707 del entonces gobernador Hugo Cabezas, que avalaba que sus espacios junto con todo lo que allí había, quedaba bajo la responsabilidad de los tomistas,  entre ellos los ciudadanos Benito Flores, Javier Medina Morales, Javier Rivas y Huma Rosario Tavera, entre otros.

El marco jurídico patrio le concede amplias facultades al gobernador del Estado Trujillo para actuar en esta materia y no se ha hizo con la fuerza y determinación mesaría. Si bien es cierto, se acusó penalmente a los responsables de la toma del Centro de Historia y del Ateneo de Trujillo, incluso con medida sustitutiva de privación de libertad, esta acción no le devolvió a Trujillo ni a los trujillanos su patrimonio tangible ni el intangible que representa el Centro de Historia.

Volver a retomar el tema de lo sucedió con el Centro de Historia, el Ateneo y la Biblioteca en la ciudad de Trujillo, es buscar la manera,  que nuestros patrimonios culturales no mueran del todo, que se sepa cómo sucedieron los hechos que llevaron a que hoy gran parte de la memoria de Trujillo no exista, pero que en el corazón y en los sentimientos de miles de trujillano se guarda como un auténtico tesoro. La lucha es para que esa memoria se mantenga altiva. Detrás de esas paredes añejas llenas de la historia, siguen vivos grandes momentos, que por mucha  barbarie que se cometa, no podrán borrar del todo, pero que si requiere retomar la lucha por su recuperación a pesar que los anteriores intentos fueron infructuosos.  La Casa de Guerra a Muerta donde funcionó el Centro de Historia del estado Trujillo, y que desee el 18 de diciembre de 2010  pasara a llamare  Casa de Los Saberes requiere atención, y desde adentro se escuchan voces que piden se recupere su esencia, y que con trabajo y dedicación el Centro de Historia vuelve a ser el museo más importante del país, el orgullo y sentir de la trujillanidad.

Durante casi 12 años de aquella tragedia cultural y de pérdida de identidad, la luchar ha sido contra el olvido y el silencio.

 

 

 

 

 

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