Guadalajara (México), 29 oct (EFE).- Las leyendas mexicanas y la tenebrosa arquitectura de un panteón de casi 200 años en Guadalajara, en el occidental estado de Jalisco, atrae a los visitantes con sus recorridos nocturnos en medio de la festividad de Día de Muertos que se celebra en todo el país.
Los curiosos llegan al Panteón de Belén por gusto y con la intención de vivir un rato de diversión y quizás algunos sustos, en medio de las sepulturas, los árboles centenarios, las torres del mausoleo y los gatos que viven en el lugar.
Pedro Gómez trabaja como guía del cementerio desde hace cinco años y se pasea entre las gavetas y los mausoleos con toda tranquilidad.
Explicó a Efe que desde su apertura el 2 de noviembre de 1848 este cementerio se convirtió en un referente de la ciudad y ahora es un sitio indispensable para visitar durante esta época.
ENTRE TUMBAS
Los recorridos nocturnos en el Panteón de Belén son ofrecidos durante todo el año, pero la cercanía con la festividad de Día de Muertos hace que las ganas de vivir experiencias paranormales se intensifiquen y que el número de visitantes suba.
Gómez dijo que desde el 28 de octubre en las filas para entrar al cementerio se pueden contar hasta 2.000 personas, la mayoría jóvenes que vienen en grupo o familias que buscan un rato de entretenimiento y aventura.
«A todos los mexicanos nos gusta escuchar esas leyendas, esas historias que se cuentan, que fueron contadas de generación en generación y es por eso que ellos disfrutan de estos espacios», dijo el guía.
El recorrido se realiza en casi total oscuridad mientras uno de los guías ofrece datos históricos del lugar y cuenta leyendas como la de «El niño Nachito», quien relatan que murió de un infarto por haber quedado solo en medio de la oscuridad, luego fue sepultado en un ataúd al aire libre y solía ser flanqueado por cuatro antorchas para iluminarlo.
Este año y después del aislamiento social por la covid-19 por primera vez no fueron colocados altares de muertos dentro del cementerio, pero los visitantes serán recibidos con tenues luces y un recorrido especial que satisfaga esa necesidad tan mexicana de estar en contacto con la muerte.
«Tal vez para un extranjero es difícil concebirlo, no hay manera de explicarlo, es parte de nuestra riqueza cultural. Ellos tienen que vivir la experiencia de venir a un panteón y de que se les cuenten historias y leyendas, no hay otra manera de hacerles sentir esta experiencia», señaló.
BELLEZA ARQUITECTÓNICA
El cementerio, antes conocido como de Santa Paula, fue el primero en la ciudad en abrir sus puertas para recibir a fallecidos de todos los estratos sociales. Antes de su existencia, las personas eran inhumadas en los jardines alrededor de las iglesias.
«Fue el primer panteón civil de Guadalajara, aunque originalmente fue mandado a construir por la religión católica, después es administrado por el gobierno, es el único (panteón) que se mantiene en pie del siglo XIX», explicó Gómez.
El panteón tenía una sección para personas ricas, otra para pobres y dos fosas comunes para quienes no eran reconocidos por ningún familiar.
El panteón posee un patrimonio histórico y arquitectónico muy particular por lo que fue nombrado Patrimonio Nacional en 2010 y su conservación y mantenimiento está a cargo del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
«Es importantísimo conservarlo porque en el siglo XIX las formas de sepultar, los diferentes mausoleos, los estilos en la arquitectura funeraria es indispensable mantenerlos, conservarlos por la riqueza que tiene. Es un mosaico de los diferentes estilos arquitectónicos en barroco, neoclásico, neogótico o ecléctico», concluyó el guía.