El Papa Francisco (nac. 1936, Argentina) y Papa desde 2013, expresó el 21 de octubre 2020 su apoyo al matrimonio entre personas del mismo género. Pero quizá sería prioritario erradicar el celibato en la Iglesia Católica. En efecto, la Iglesia ha tenido graves problemas por sacerdotes que han incurrido en pederastia y quizá eliminando el celibato disminuirían mucho esos problemas.
En el año 1987 el Papa Juan Pablo II (1920-2005), que ejerció el papado desde 1978 hasta 2005, visitó los Estados Unidos y expresó en una entrevista privada con varios periodistas : “Creo que va a ser inevitable que lleguen los curas casados, pero no quiero que ocurra en mi pontificado” (1). En realidad durante su pontificado no se eliminó el celibato, y eso es lamentable porque en términos relativos el Papa Juan Pablo II ha sido uno de los Papas más progresistas y en el año 1996 aceptó la teoría de la evolución biológica de los seres vivos.
Podemos comenzar planteando que todo ser humano tiene derecho a ser feliz. Entonces nos podemos preguntar: ¿Se justifica desde un punto de vista humano y moral que los sacerdotes repriman su vida sexual y no puedan vivir con mujeres?…..¿No serían más felices los sacerdotes y cumplirían mejor su misión cristiana si se eliminara el celibato?….¿Es verdad que el Cristianismo verdadero implica la represión de la vida sexual de los hombres y las mujeres?…..¿La represión del impulso sexual en un hombre o una mujer ocasiona traumas?.
El eminente científico italiano Luca Cavalli-Sforza (1922-2018) publicó con el filósofo Francesco Cavalli-Sforza (nac. 1950 en Inglaterra), una importante obra titulada: ‘La Ciencia de la Felicidad’ (en italiano en 1997) y dicen: “Lo que se pretende atacar, cuando se condena el cuerpo, es el placer y la sexualidad. Durante siglos y milenios, los fieles de numerosas religiones se han visto empujados a castigar, aborrecer y reprimir el deseo sexual, a despreciarlo y mortificarlo. Una vez apagada la necesidad de agua, de alimento y de sueño, el sexo es el más fuerte de nuestros impulsos biológicos: controlar la expresión de la sexualidad de alguien significa coartar su propia fuerza vital. No hay que asombrarse si en una sociedad sexualmente reprimida las personas son infelices” (2).
En verdad, hay evidencias científicas abrumadoras de que la especie humana es una de las especies de mamífero con mayor actividad sexual…¡Solamente las dos especies de chimpancé son más activas sexualmente que la especie humana!!!.
El periodista español Pepe Rodríguez (nac. 1953) en todas sus obras manifiesta una gran rigurosidad intelectual y respecto al celibato señala que en la Biblia no hay ninguna base para sustentarlo. En efecto, él refiere la Epístola a Tito en el apartado titulado: ‘Condiciones de los obispos’ donde se dice: “te dejé en Creta para que acabaras de ordenar lo que faltaba y constituyeras por las ciudades presbíteros en la forma que te ordené. Que sean irreprochables, maridos de una sola mujer…” (Ep. A Tito 1:5-7). En el Antiguo Testamento, en el capítulo titulado: “Leyes acerca de la pureza habitual de los sacerdotes” de la ‘Ley’ proclamada en el ‘Levítico’, se dice: “Tomará (el sacerdote) virgen por mujer, no viuda, ni repudiada, ni desflorada, ni prostituida” (Levítico 21:13-15). El cumplimiento de esta Ley fue ratificado luego por Jesucristo en San Mateo (5:17-18). El periodista Pepe Rodríguez concluye: “No hay la menor base evangélica para imponer el celibato obligatorio al clero” (3).
No obstante, cuando la Iglesia se organizó como potencia política se planteó el celibato del clero. Así, en el Concilio de Nicea en el año 325, en el Canon 3, se estipuló: “el Concilio prohíbe con toda severidad a los obispos, sacerdotes y diáconos, o sea, a todos los miembros del clero, el tener consigo a una persona del otro sexo, a excepción de madre, hermana o tía…” (4). Posteriormente, en el Concilio I de Letrán (1123) el Papa Calixto II condenó de nuevo la vida en pareja de sacerdotes y avaló el primer decreto explícito obligando al celibato. Poco después, el Papa Inocencio II, en los Cánones 6 y 7 del Concilio II de Letrán (1139) insistía en lo mismo, al igual que su sucesor el Papa Alejandro III en el Concilio III de Letrán (1179). Pero era tan habitual que los clérigos tuvieran concubinas, que los obispos instauraron la llamada: “renta de putas” que era una cantidad de dinero que los sacerdotes le tenían que pagar a su obispo cada vez que transgredían la ley del celibato (5). Posteriormente, en el Concilio de Trento (1545-1563) el Papa Paulo III implantó definitivamente los edictos disciplinarios de Letrán.
Sobre los verdaderos motivos de la imposición del celibato, Pepe Rodríguez dice: “Si los sacerdotes estuvieran casados, resulta obvio que la Iglesia Católica no heredaría sus posesiones […] ya que sus bienes acabarían lógicamente en manos de su esposa e hijos” (5).
Por otra parte, Pepe Rodríguez ha realizado investigaciones en España y concluye que el 60 % del clero en ese país mantiene relaciones sexuales a pesar de su celibato. Asimismo, señala que es muy frecuente que los sacerdotes tengan terribles complejos de culpa y traumas psicológicos (6). En conclusión el celibato debería ser eliminado y eso permitiría que muchos sacerdotes sean más felices y cumplan mejor su misión cristiana. NOTAS: (1) Pag. 71 en Pepe Rodríguez (1995) ‘La Vida Sexual del Clero’. (2) Pag. 82 en Francesco Cavalli-Sforza y Luca Cavalli-Sforza (1998) ‘La Ciencia de la Felicidad’. (3) Pag. 388 en Pepe Rodríguez (1997) ‘Mentiras Fundamentales de la Iglesia Católica’. (4) Ibid., pag. 388. (5) Ibid., pags. 391-393. (6) Ibid., pag. 388.