Como integrante del circuito radiofónico del Cardenales de Lara, al periodista Ignacio Serrano sabe lo fuerte que ha sido esta temporada para el equipo crepuscular. No es cualquier cosa que la divisa llegara a la final luego de la tragedia de Luis Valbuena y José “El Hacha” Castillo, dos baluartes que eran el corazón ofensivo.
“Desde el punto de vista deportivo el equipo se desbarató, Lara era a comienzos de diciembre un equipo que estaba armado para la final, tenía exactamente las piezas que quería y necesitaba para llegar#, lamenta Serrano. Habla del mejor pitcheo, la mejor defensa y con un bateo que producía mucho más, con Castillo y Valbuena que casualmente eran los líderes remolcadores de la divisa. Sumaban 44 carreras empujadas (22 cada uno) entre ambos momento de su muerte.
Valbuena era el principal jonronero, además un pelotero con mucho criterio al batear, que toma muchos pitcheos malos, era el legítimo cuarto bate, Lara perdió eso. “Quizás ahora con Astudillo por fin puedan recuperar ese balance que llegaron a tener en el line up”, menciona al nuevo cuarto bate que llega como sustituto ´para la final ante Leones del Caracas.
Aclara que “si fue devastador para el club en lo deportivo, fue demoledor en lo espiritual, lo emocional, realmente las cosas se le hicieron mucho más difícil a Lara”. “Los peloteros tuvieron que sobreponerse no solamente a saber de la manera injusta como ocurrió todo, sino que además lo vieron todo, fueron testigos de la muerte de ellos dos, durante horas estuvieron en la autopista en esa madrugada junto a los cuerpos de Valbuena y Castillo”, rememora el triste episodio.
“Valbuena, amigo e influyente jugador de la organización durante muchos años, y Castillo admirado rival durante casi toda su carrera y luego de eso, admirado y apreciado compañero. Entonces fue muy duro que particularmente fueran ellos, que eran líderes en la cueva, eso hizo que resultara todavía más duro el golpe”, describe.
“Cardenales tuviera un equipo formidable si ellos estuvieran vivos, pero también es formidable el apoyo que ellos le están dando desde el cielo, como ellos mismos (los peloteros) dicen a cada momento”, destaca. Cuenta cómo el sábado en la celebración los jugadores bajaron las dos banderas blancas con los dos números (1 y 23) en rojo, que están puestas en el jardín central del “Antonio Herrera Gutiérrez”, para pasearlas.
No son ausencias, son presencias
“Les echaban cerveza encima como si estuvieran ellos ahí presentes festejando, ellos decían que si estaban”, relata. Le llama la atención como Ildemaro Vargas en lugar de pegar brincos con sus compañeros salió corriendo hacia el dogout para descolgar las dos camisetas que siempre están ahí, para simbolizar sus presencias.
“Hubo vuelta olímpica con las banderas y se han convertido en una constante inspiración. Repetían que no han ganado nada, que tienen que ser campeones para Valbuena y para Castillo”, sigue el relato. “Tal vez esas ausencias se están convirtiendo también en unas presencias constantes, en una inspiración que impulsa al equipo”, reflexiona Serrano, al tiempo que resalta que “toda la organización tiene en su corazón lo que pasó. Y huellas de esa tragedia están moviendo los corazones de todos”.